
Pero este verano llegó a mis manos La Carretera, su último libro, el que ganó el premio Pulitzer 2007, y me aventuré por tercera vez con McCarthy. La aventura fue espectacular, porque si bien el libro es desolador y a ratos triste y solitario como un paisaje desértico, también es una novela con diálogos preciosos entre un padre y un hijo que sobreviven a un fin de mundo, donde las reflexiones del padre no debieran dejar indiferentes a nadie, y donde la carretera es el eje que los protagonistas siguen en esta lucha por vivir, y que también es una lucha por morir. Hay una frase en las primeras páginas del libro que no pude obviar: “¿En qué difiere el nunca será de lo que nunca fue?”. Como para tenerlo en cuenta, ¿no?
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