20 enero 2009

Comidas de verano


El viernes me comí una ensalada deliciosa en el Toro de Loreto y el sábado una parrillada muy buena en la Uruguaya de Ñuñoa con mis amiga Carmen y su novio Javier. El domingo mientras buscaba un portabicicletas en el Mall Sport, mi hija se golpeó la cabeza y terminó con seis puntos en la frente y un gran dolor. Para pasar la pena la llevé a almorzar al Apleebee de Vitacura, que es su lugar favorito y después a tomar un helado al Fragola de El Golf. En la noche fuimos a ver la niña gigante del Fura dels Baus, que nunca llegó, pero igual nos divertimos con el paseo y nos conformamos con el mini show. 
El lunes fui de nuevo al Toro y me comí otra ensalada y luego un helado de phisalis en el Sebastián. Y hoy después de pasarme toda la tarde tratando de terminar un puzzle de 1000 piezas que ilustra la pieza de Van Gogh fui al Jumbo a comprar comida, y sin quererlo terminé en el Sushihana con un Memo Roll.
 Y, aunque pensaba parar con esta seguidilla de restauranes, mañana me voy a pasar el día a la Quinta Región. Creo que no me perdonaría unos camarones de orilla en el San Marco y un helado en la Avenida Perú para capear el calor. El jueves, sin falta, retomo mi régimen, o sino el sábado en la playa me van a confundir con Bachelín o con Ballena Roll. Salud. Y nos vemos a vuelta de vacaciones.

PD: Ah, y a los que me han preguntado por el minitaller, les aviso que tal como estipulé en marzo, las clases se suspenden durante enero y febrero debido a ausencia de Becky Sharp. El siguiente taller se realizará en marzo, con alumnos nuevos y altas exigencias, así que aprovechen el verano para escribir, pensar y leer. Felices vacaciones a todos... mis amigos.

Y otra carta más...

Estimada señora Sharp:
 Le escribo desde Los Carpatos, para informarle que he encontrado al joven Harker, o lo que queda de él.   La verdad es que su estado de salud es bastante precario, esta delgado y pálido, su memoria, bastante frágil, y con la conciencia levemente  alterada.  A pesar de todo lo anterior, veo que su belleza esta intacta y ha sido atendido con delicadeza y afecto por las campesinas de las posadas locales.  Me he permitido revisar sus pertenencias y entre sus baúles he encontrado – aparte de estacas, notas de viajes, cruces y extraños brebajes -  un reloj de oro con una fotografía,  que supongo es la vuestra,   y una dirección que espero la encuentre a usted como  lectora en esta misiva.   

 

Durante años,  Harker asistió como oyente a mis cursos de medicina, en mi natal Holanda,  antes de que me destituyeran y tildaran de “brujo oscuro y supersticioso”.    Siempre fue un leal alumno y mejor camarada.  Por ello me siento obligado y comprometido en su recuperación -  si esta es posible -  y en que retorne a su hogar.  

 

Me he permitido escribir los cuidados específicos a los que deberá someterse y rogar para que usted  siga cuidadosamente mis instrucciones con el mayor esmero posible. Sólo así, con sacrificio y constancia, recuperaremos a este amigo tan querido y devoto amante.El éxito de esta terapia radica en la periodicidad  que usted pueda mantener. Como profesional abogaría por que fuese al menos “tres veces a la semana”.  Comience por sacarlo de su rutina diaria, escuche sus historias y recuerde que su memoria no esta bien del todo si repite cosas que ya le contó. Propóngale escuchar música,  procure que beba  vino blanco en abundancia, que junto con refrescarlo lo alejarán de los malos recuerdos de los últimos tiempos.  Sería altamente aconsejable que tomara  baños y masajes; tengo dudas respecto a su equilibrio, motivo por el cual

 

no es aconsejable que se bañe sólo, debe usted acompañarlo.   Al dormir es fundamental que no sienta roce alguno de ropa, sólo sábanas delgadas que no irriten su delicada piel y por supuesto estar atentos a cualquier requerimiento  que pueda tener.  Habrá usted de ser comprensiva y abierta a ciertas cosas que en un principio le parecerán extrañas o poco habituales en él, pero  las costumbres de las aldeanas – que cuidaron su cuerpo y sanaron sus heridas -   de estas tierras son algo salvajes.   Soy optimista por naturaleza, por lo que creo que con el fiel cumplimiento de estos cuidados, su amante debiera recuperarse en los próximos seis meses.

 

Lamento no poder viajar con Harker, hubiera sido un placer conocerla y haberle dado mis recomendaciones en persona, más nuevos enemigos me acechan e indispensable es que atienda con premura  mi inevitable duelo contra el mal.

 

Cordialmente suyo,

 

 

Profesor Abraham Van Helsing 

15 enero 2009

Enero a mil

Todavía no sé adónde voy a ir para las vacaciones, sólo sé que quiero un lugar con playa y tranquilidad. Como dicen mis niños y mi amado, "donde vayamos, si estamos juntos, lo pasaremos bien". Y de seguro, así será. Ellos parten con bicicletas y juegos de mesa (les encanta el Metropoli, y es genial ver la avaricia de mi hijo mayor versus el derroche de mi hija del medio), y yo con mi cargamento de libros y sombreros. 

Al paso que voy con mi lectura de Acción de Gracias, creo que tendré que llevar el libro en febrero, porque no he avanzado de la página 300, y también llevo las Grandes Esperanzas que me regaló mi querido amigo V.V. (no sabes cuánto te agradezco tu regalo de pascua, el tuyo pronto te lo entregaré). Por suerte ya terminé de leer todo Richard Yates (los que me conocen saben que soy un tanto obsesiva), porque no es una lectura recomendable para las vacaciones en familia si sólo habla de fracasos, divorcios y frustración. 

Pero de seguro tendré que llevar todo lo que encuentre de Edgar Allan Poe (ahora me dio con Poe, qué le voy a hacer) que me parece un personaje adorable, tan melancólico y borracho, un ènfant terrible como los que me suelo prendar. En fin, con ese cargamento pienso partir luego de vacaciones, aunque estos días en Santiago, con sus tardes de piscina y sus noches calentitas, no me han dado de qué quejar. 

Porque me he pasado entre uno que otro almuerzo con amigos "entrañables" (recomiendo el Huerto que volvió en todo su esplendor) y una que otra tarde de películas (de las que uno sale cantando Chihuahua a todo pulmón), sin contar las tardes de piscina y hot dogs y las noches de vino blanco o pisco sour Catedral, con los que me he reconciliado con la idea de pasar enero en Santiago. Y eso que todavía no he podido ver nada de Santiago a Mil.



07 enero 2009

Días de Piscina

Una de las cosas que más me gusta del verano son las tardes de piscina. Trabajo en la mañana y tipo cuatro me arranco con mis niños a un club cercano y me paso la tarde echada en el pasto, leyendo Acción de Gracias y mirando de reojo que ninguno de mis cachorros se ahogue. Si me da calor, me baño y hago carreras de natación con mi hijo mayor (que todavía gano) y si estoy sociable, me instalo con alguna amiga que esté en las mismas para hablar de las típicas cosas del verano: adónde vamos a veranear, qué hacer con la celulitis o qué leer en las vacaciones. Una delicia. De verdad, es un relajo impagable. Leo, leo y leo, entremedio mando a los niños a comprar helados (para mí, Purafruta o Fruttare), me baño, tomo un poco de sol (con factor 50 para no ponerse "negra", que es tan feo), me estiro, me doy vuelta, me pongo de espaldas y medio dormida sueño que estoy en el paraíso. Qué rico. Los niños se juntan con amigos y lo pasan genial. Yo, a veces, también aprovecho de conversar. Y no son pocos los temas que se pueden abordar al borde de la piscina. Depende de con quién uno se encuentre. A veces me junto con antiguas compañeras de colegio y aprovechamos de ponernos al día; otras veces con mamás de amigos de mis hijos, donde uno parte de cero y hay que entrar a conocerse, y otras veces con amigas de la vida, a las que sólo veo en ocasiones tan especiales como en las tardes de piscina. A veces vuelvo a la casa con mi libro intacto de tanto conversar y otras veces con el libro casi acabado. Lo que sí, siempre vuelvo con mis niños cansados, con sus caritas rosadas, pero felices después de una tarde de piscina. Y yo, cada día un poco más doradita y relajada, con el pelo un poco aclarado y un leve olor a cloro en mi cuerpo. Verano, por favor, no te acabes.

Respuesta de Becky


Querido Jonathan, sus cartas no me han dejado indiferente. Usted sabe cuánto lo amo y lo respeto, y sería capaz de morir si alguna vez llego a causarle pena o dolor. 

Su obsesión con el innombrable es absurda, pues no es él el motivo de mis agobios ni menos usted. Si he de culpar a alguien creo que mis penas sólo se deben a la MALDAD, o debiera llamarla sólo con su inicial, M, que usted sabe ha causado mucho daño en nuestro amor y en nuestro hogar.

Pero confío en que las fuerzas del Bien nos acerquen cada día, y que podamos pasar unas lindas vacaciones juntos. Prometo mantenerme fiel durante el verano y no engañarlo con aspirantes a escritores ni con seguidores de Dickens. Por dos meses prometo ser sólo suya, así que vuelva de donde está que mi cama está vacía hace muchos días. 

Lo espera, lo extraña y lo ama,
Becky Sharp

06 enero 2009

La Última Carta

Querida Becky:

Mi fracaso ha sido absoluto.  Después de mi última carta, pude, mientras mi aliento me lo permitía, alcanzar al despreciable ser que pensé le ocasionaba su extraña afección. A orillas de un extraño pasadizo, con acantilados que terminaban en la arena, me encontré frente su malicienta figura.  Pensé en ahogar mi furia con una certera estaca que pusiera fin a su dolor Becky, mas el innombrable, como leyendo mi mente acertó un golpe fatal a mis intenciones.  Con elegantes vocablos, en una extraña lengua, me cedía su lugar en su mesa, en sus ojos, vi reflejada su imagen Becky, y resignándome ante la dolorosa elocuencia de la verdad, porque pude ver los suyos – los ojos -  como si estuviera usted presente, supe que el causante de sus dolores soy yo; que la estaca en mi mano no pondría término a sus penurias, sólo a mis miedos.  

Lejos de aquel lugar, le escribo por vez última.  Su esfinge  de albúmina casi ha desaparecido de mi antiguo reloj.  Fui yo, quien lleno su corazón de cansancio y este bombeó, mi mal a todo su cuerpo.  Espero sepa perdonarme,

Suyo por última vez,

Jonathan.