30 diciembre 2009

Fin de año

Perdón por tenerlos tan abandonados, pero este fin de año sí que ha sido de locos. El cumpleaños de mi niña y el de mis amigos V y C, más la pascua con mis amigas de colegio, las celebraciones escolares, las visitas de amigos que viven afuera, bautizos varios, asados y los preparativos navideños y cambios post-navideños me han dejado sin tiempo para nada. Ni siquiera tuve tiempo de hacer mi lista de libros para regalar ni de comentar el año que ya terminó. Pero en fin, lo importante es que sobreviví y que estoy lista para enfrentar un nuevo verano y un próximo 2010. Para estas vacaciones tengo pensado leer el último libro de Lorrie Moore (sí es que me llega) y varios chilenos que tengo pendientes, terminar a Amy Hempel y el último de la Siri Hustveqt. Además este año quiero leer Crimen y Castigo y seguir escribiendo (con o sin el mini taller), y seguir viendo a mis amigos en torno a un rico pisco sour catedral. Y quiero seguir haciendo este blog, aunque a veces se me haga cuesta arriba, porque a lugar donde voy me preguntan por él y por Becky Sharp. Y también quiero mejorar mi ping-ping y tomar sol, recorrer el sur de Chile y bañarme en el mar. Nos vemos el 2010. Los quiero a todos. Y que pasen un feliz Año Nuevo (yo el mío lo pasaré bailando). I gotta feeling que este año será muy bueno.

24 noviembre 2009

feliz

Estoy muy feliz porque soy una mujer enamorada
Porque el hombre que tengo a mi lado me ama, a pesar de todas mis caídas
Porque mi hija mayor hizo su Primera Comunión, acompañada de sus seres más queridos
Porque tengo una familia que se quiere
Porque, a pesar de las tristezas, también me he reído mucho

Y estoy feliz por todos los últimos eventos
Por los matrimonios de mis primas
Por todo lo que he bailado en estas últimas semanas
Por tener buenas amigas que no han dejado de preocuparse por mí y por la operación de mi niña
Por mis hermanos, a los que adoro
Por mis sobrinos que son como mis hijos
Por mis hijos y sus pequeños grandes triunfos
Por mis amigos, a los que quiero tanto
y por sus alegrías y sus avances

Y, a pesar de que las cosas muchas veces no salen como una las espera
estoy feliz porque tengo todo lo que necesito
tengo a mis afectos a mi lado
con su incondicionalidad y cariño infinitos
y tengo un trabajo que me gusta
que me permite estar siempre rodeada de libros
y tengo el amor de mi amado y mis niños
y no guardo rencor por nadie

Y estoy feliz por tantas cosas
que podría seguir escribiendo eternamente
Porque soy feliz por el día de sol, por el café compartido frente al colegio, por el sushi del amor,
por el sandwich que me voy a comer en la noche después de la premiación,
por los cuentos de Alice Munro que acabo de terminar, porque mi hija está de vuelta al colegio,
por el árbol gigante que veo desde mi cama y los cuatro gatitos que tuvo mi gata
Pero no quiero seguir lateando
y tengo que empezar un artículo nuevo
sólo quería poner por escrito este momento de alegría
para leerlo cuando que me sienta triste, abatida o infeliz
o si algún día, llego a sentirme menos querida que hoy...

09 noviembre 2009

El viernes cuando nos juntamos a celebrar, no teníamos nada por qué celebrar. No nos veíamos hacía tiempo y nuestro mini taller nos tenía desmotivados. Además la primavera había hecho estragos en algunos -llenándolos de melancolía- mientras otros habían sufrido la enfermedad de algún cercano o simplemente no se habían sentido felices. Yo había estado muy ocupada, preocupada, triste y también confusa. Pero había que sobreponerse a todo y juntarse. Aunque nuestro querido Olán también nos había defraudado con su alza de precios y había que buscar otro local bueno y barato donde comer y conversar. Y la sugerencia de V. no podría haber sido mejor: el Rishtedar, de calle Holanda. Muy buena comida india, a buen precio, y en un lugar más que relajado. Johnny, el mozo, un encanto, y con su acento ecuatoriano nos hizo pedir de todo un poco: camarones, cordero y mi favorito: el murgh mitha massala, pollo con crema de coco y masala, que estaba una delicia con el arroz y el naan como inmejorable compañía. Pero lo mejor fue volver a vernos, compartir nuestras tristezas y frustraciones, reírnos hasta que nos doliera la guata, compartir el vino y el erótico postre con forma de bolas, y por sobre todo unirnos en torno a esa extraña pipa de agua que nos prestó Vikram, el dueño, para que fumáramos tabaco con mango, haciéndonos compartir un par de boquillas con forma de serpiente y logrando que olvidáramos nuestros problemas por un momento y nos acercáramos más.
Y lo más increíble de todo es que, aunque no teníamos nada que celebrar, sin saberlo estábamos celebrando. Celebrábamos el tenernos como amigos incondicionales, y celebrábamos nuestros pequeños logros, nuestras pequeñas historias cotidianas. Y aunque no quisimos hablar del mini taller y de nuestra falta de motivación, sin saberlo también estábamos celebrando el primer éxito de nuestros encuentros literarios y un triunfo más de nuestro querido tallerista RC. Porque al día siguiente, cuando apareció el listado de ganadores del concurso de cuentos de la revista Paula, ahí estaba su cuento, el cuento El Pozo que él había escrito para nuestro mini taller, y su seudónimo que nos parecía un poco ridículo -Duke Portugal- ahora nos sonaba hasta encantador. Y como organizadora del taller no pude menos que llenarme de orgullo y felicidad. A todos nos había gustado su cuento, y ahora el jurado lo premiaba.
Quizás este es el impulso que necesitábamos para seguir escribiendo. Sentir que no estábamos tan perdidos. Y que tenemos excelentes escritores entre nuestras filas. Ahora todos festejamos y celebramos, con el recuerdo de la pipa de agua todavía en mis labios y con la felicidad de tener entre mis amigos a un ganador. Felicidades Rodrigo, que el mini taller esté contigo. Y a seguir escribiendo, tú y el resto, que todavía está pendiente el mini taller de este mes.

07 octubre 2009

De Carpas y Encarpados


Tiene razón mi amigo C.A., he estado hablando mucho de literatura y poco de la vida real. Mucho McEwan, mucho Darwin, mucho Ford, pero poco de los eventos que se han levantado por estos lares en el último tiempo. Me pide que hable de carpas y lanzamientos, y trataré de darle el gusto, dentro de mis humildes posibilidades.

Y como me pide más entretención que profundidad, me saltaré el lanzamiento de las cartas de Gabriela Mistral a Doris Dana. Muy denso, ¿no? Además no fui. Las chicas guapas no van a esos lugares, sólo gays y literateros. Aunque me hubiera gustado escuchar a Fernando Casas despotricando contra Quezada y gritando "Lesbiana era" a toda voz. Para la otra será.

Lo que sí no me perdí fue el lanzamiento de la novela de Simonetti. Aquí no había carpa, aunque sí full producción. El lugar: la sala principal de la galería Ready, ambientada con luces rojas y las esculturas de la Pilar Ovalle repartidas por doquier. Adelante, Pablo junto a sus presentadores: un serio, pero inteligente Héctor Soto a su derecha. Mientras a su izquierda una muy estirada e inexpresiva Claudia di Girólamo esperaba el momento para mostrar su voz. A mi lado un amigo me comentaba, preocupado, por la cara de muerta que lucía la actriz. Ni un músculo se le movía, ni siquiera una mueca le apareció en el rostro frente a los comentarios graciosos de Soto o los sonidos de olas que a ratos se colaban por el lugar. Realmente impresionante. Y yo que la había visto toda ajada unos días antes en una consulta de doctor. Y ahora lucía con la piel tirante, aunque sin movimiento, y siguió tirante cuando se levantó del asiento para "dramatizar" algunos párrafos elegidos de la Barrera del Pudor. El problema es que los párrafos eran muy largos y la actriz insistió en leerlos con esa leeeeentitud que sólo podemos aceptar en una lectura de Macbeth o la Yourcenar, pero no de una novela que antes de leer ya imaginamos es bastante más light. Pero ella insistía con su sonsonete de actriz formada en las tablas y se demoraba minuto y medio para decir "Esssstoy sooooola en Runnnngue" mientras el público miraba atónito y medio aburrido y envidiaba a los muchos que se quedaron fuera de la sala y que ya a esa hora acaparaban el vinito y los pancitos del lugar. Luego vendría una canción. Sí, una canción. Porque este lanzamiento tenía olas y soundtrack. Y el tema elegido fue La Enredadera, interpretado en vivo por el mismísimo Leo Quinteros. Un poco largo, pero divertido al fin. A la salida todo Santiago se saludaba y comentaba. Un linda mezcla de gente de Zapallar y Tunquén. De un lado, las Ninas, Kanas, Cotes; los Bustamantes, Santa Cruces, Mattes y Vial. De Tunquén: las Claudias, los Víctor Carrascos, los gays de negro, la Blanca Lewin. Y entre ellos la Carla Guelfenbein saludando de un lado para otro, como una madre orgullosa, algunos escritores (vi a Mena, Gumucio y Fontaine) y harta mujer guapa. Porque claro, este evento era para gente linda. Gente que quizás no lee, pero gente linda al fin.

Pocos días después la misma gente se volverá a topar en la inauguración de Casa Mater, a la que usted, mi amigo CA, de seguro asistió. Pero a mí no me dio la chala. La verdad de sólo ver las fotos, desistí. No estoy para "apuestas" decorativas de dudosa calidad. Usted sabe, querido Kano, que "la decoración soy yo", y estos diseñadores no me convencen mucho, menos pagar una entrada de 3 lucas por una feria de decoración.

Pero sí fui a Chaco. Qué mal nombre, por favor. Y la carpa, medio rasca para ser pagada por Saieh, ¿o no? Yo por lo menos casi me caigo como cinco veces. Y eso que estaba con la chala sin taco y sin alcohol. Había gente linda, partiendo por mi amiga Veri G que paseaba feliz con su familia. Y la Cata Pulido, cada día más guapa y natural. Contrastaba bastante con las galeristas, tan estiradas y operadas, qué terrible lo que el Botox y la cirugía plástica puede causar. Algunas casi irreconocibles. Aunque sus productos no estaban nada de mal. No lo mejor, pero salvaba. Un lindo Lira, un buen Barrios, algo chori por aquí y por allá. Tampoco nada espectacular que no se haya visto antes. En fin, por lo menos había harta gente, a diferencia de la Ferial del Libro de Vitacura, que me contaron fue un total fracaso.

Y para terminar con los eventos encarpados, no puedo dejar de mencionar al gran cumpleaños de mi amigo RC. Esa sí que es carpa, Solcita Saieh. La mejor terraza de Providencia, con vista al Mapocho, toda encarpada para celebrar los 33 añitos de mi gran amigo y colega escritor. Y qué festín que nos tenía. Puro Santa Ema y empanaditas finas. Qué gente más guapa y regia, ya se quisiera el evento de Simonetti unos gays así, interesantes, bien vestidos, guapos, inteligentes y divertidos. Ya se quisiera Chaco un galerista como el que se paseaba por el lugar, tan guapo y alegre. Y tan inteligente. Ya se quisiera Casa Mater un decorador de ambientes como RC o OS, con sus nociones innatas de diseño y color. Ya se quisiera el evento de Gabriela y Doris una hembra como Becky Sharp, que con su blusita de gasa se paseaba feliz por entre los invitados. Ya se quisiera cualquiera un evento así, con todos los invitados felices y relajados, y con un cumpleañero espléndido, sin botox ni ácidos de por medio, rodeado por sus amigos y su amor, y por toda la gente que lo quiere.

Espero que le haya gustado mi resumen, ahora tengo que salir. En unos días más es Oktoberfest, así que ahí nos vemos otra vez: nuevo evento, nueva carpa, nueva realidad. Los quiero a todos (en especial a los que estuvieron en la carpa de Santa María este sábado entre las 10 y las 3).


28 septiembre 2009

La Barrera del Pudor

Ya apareció la tercera novela de Simonetti. ¿Quién será el primero en comentarla? ¿Algún voluntario para pasar la barrera? Yo, por mi parte, espero terminarla antes de dar mi opinión. Que es muy feo hablar de libros que no se han leído. Y más feo aún es hablar mal de libros que no se han leído.

23 septiembre 2009


Ando con lata de escribir, pero no puedo dejar de comentar: qué bueno que estuvo McEwan ayer. Ahora se nos viene Jonathan Franzen, a esperar...

21 septiembre 2009

Y nos faltó el volantín

Partimos estos días dieciocheros con un buen asado de fierritos. Arreglamos la parrilla y entre todos preparamos nuestros anticuchos de carne, cebolla y choricillo, acompañados por nuestra querida Santa Ema Reserva y nuestra radio con puras cuecas chilenas. Hasta bailamos La Consentida y las niñitas vestidas de huasitas arreglaron la terraza llenándola de banderitas. Más tarde, a las fondas oficiales, por supuesto al Parque O'Higgins. Pensar que no pisaba esas fondas desde el año 95, cuando disfrazada de conejito me paseaba medio entonada con mi amigo Lalo C. Ahora volví con marido y 3 niños, y debo confesar orgullosa que mis hijas heredaran el mismo gusto de su madre por la fiesta, el baile y el bullicio popular. Cómo corrían por la fonda de Zacarías y se empinaban para ver a nuestra presi Bachelet, que inauguraba las celebraciones en la fonda Iorana. Y bailaban y comían felices, y aplaudían a los bailarines de cueca y se sentían orgullosas de que el huaso elegante las haya invitado a bailar.
A la salida vieron a un curado durmiendo en el suelo y a otro que se nos acercó a saludar, para esconderse de los carabineros, pero que igual se lo llevaron detenido. "Esto es Chile, niños", les dije en tono educativo y ellos sonrieron con sus caras sucias y sus cintillos luminosos brillándoles sobre el pelo.
Al día siguiente compramos empanadas. Nada de ránkings, por favor, que las que aparecían en la revista Wikén en el número 1 no eran nada de buenas. Las mejores a mi juicio, las del Ambassador, una maravilla, masa exquisita, pino suave. Me comí 3, y tan feliz como siempre. Y después a dormir. Porque también habíamos comprado chicha. Niños, por mientras, vean Mary Poppins en el televisor.
Y el sábado, andar en bicicleta, que no todo en la vida es tomar, comer y dormir. Un paseo por las ciclovías de Providencia hasta el Parque Bustamante y luego un almuerzo de ¡¡¡fierritos!!! en el Lomit's cerca de Manuel Montt. Y el domingo terminamos con otro asadito, que la carne, el vino, la ensalada chilena y el choripán. Qué buen dieciocho pasamos, y eso que nos faltó tiempo para un segundo pie de cueca y para elevar el clásico volantín.

09 septiembre 2009

La semana pasada fue Richard Ford y ésta, Ian McEwan. Si sigo conociendo escritores, me voy a convertir en una grupie literaria. Lástima que no les he sacado fotos. Podría terminar tapizando las paredes de mi casa con retratos de Becky Sharp y sus escritores favoritos. En todo caso, el seminario sobre el legado intelectual de Darwin, que se realizó entre el lunes y el martes en CasaPiedra, estuvo de lujo. Y me encantó la charla de Helena Cronin y la de Nicholas Humphrey, y por supuesto la de McEwan, a quien fui a saludar al término del evento, abriéndome paso entre Pinker y Dennett -los grandes invitados científicos- para poder escuchar sus impresiones sobre Chile. Y todo gratis. Incluyendo las galletitas y el café. Un lujo por donde se le mire. Y un agrado escuchar ponencias claras, simples e inteligentes (deberían aprender todos los que se rebuscan por hablar en difícil).
En unos días más Ian McEwan vuelve de su viaje darwiniano por el canal del Beagle y será entrevistado por Gonzalo Garcés en la Católica. Creo que sería un desperdicio perderse un invitado así. Yo, por lo menos, ya tengo mis entradas.
PD: Habría que decirle a Rodrigo Jordán, eso sí, que tenga más cuidado cuando presente a alguien, porque "Sábado" no es la última novela de McEwan y decir que el libro trata de un neurocirujano del cerebro, suena tonto, porque todos los neurocirujanos son especialistas del cerebro. Señor Jordán: la última novela de McEwan fue Chesil Beach y tenga cuidado con Wikipedia.

02 septiembre 2009


No tengo mucho tiempo, por eso aprovecho este medio para dar los siguientes avisos:
1.- No habrá mini-taller esta semana. Las razones: Londres, París y Madrid.
2.- Gracias Diego por traerme las entradas para lo de McEwan. Iré de todas maneras. Y perdone por haberlo tratado mal.
3.- ¿Alguien irá a lo de Darwin? Estoy dudosa, como voy a ver a McEwan en la UC, no sé si será mucho verlo el martes también.
4.- No habrá concurso Becky, ganó el No con 10 votos contra 9. Me reí mucho con los votantes, hasta de provincia votaron para esta elección.
5.- ¿Quién me acompaña a lo de McEwan?
6.- ¿ Quién mató a Elisa?
7.- ¿Quién subió los precios en el Olán?
8.- ¿Quiénes son mis enemigos?
9.- ¿Quiénes siguen este blog?
10.- ¿Por qué hay gays que se casan con mujeres?
10.- Escriban (los que saben hacerlo) y guarden sus escritos para nuestro próximo mini- taller dieciochero, con empanadas y fierritos, y la infaltable chicha rosada.
Los quiero.

30 agosto 2009

Alicia en la conferencia de Richard Ford

El otro día vi a mi amiga Alicia en la conferencia que dio Richard Ford en la Casa Central de la UC. Estaba sentada con un hombre muy guapo -atrás, como para pasar inadvertidos- y se reían y conversaban divertidos, y siguieron riéndose mientras esperaban a que Richard Ford les firmara un libro. Ella llevaba Acción de Gracias, el joven guapo un bolsito lleno de papeles. Atrás un amigo de chaleco morado les mostraba sus tres libros: De Mujeres con Hombres, El Día de la Independencia y El Periodista Deportivo. Más allá Carla Guelfenbein mostraba Un trozo en mi corazón a sus amigos Pablo y Rafael.

Yo desde atrás miraba a Alicia, mujer casada, que sin disimulo coqueteaba con este joven guapo y a quien unos segundos después vi conversando con el mismísimo Ford. Y Ford le tomaba las manos y ella le hablaba en inglés, y Ford la miraba con sus ojos celestísimos y ella le agradecía la dedicatoria y los "warm wishes" con coquetería. Y el hombre guapo sólo acompañaba porque no sacó ningún libro del bolsito ni saludó a Ford, y de seguro la va a acompañar a McEwan y a Franzen y a todos los que vengan este año, mientras yo hacía mi fila sola.

Más tarde mientras esperaba mi micro a la salida de la UC Alicia pasó a mi lado y me saludó. "Voy apurada, mi marido me está esperando", me dijo y el joven guapo sonrió. Y mientras la veía alejarse camino a su auto, con su amante de la mano, un marido esperándola en casa y su libro dedicado tan cariñosamente por Richard Ford, sólo atiné a pensar: "Qué rabia, como odio a esta Alicia".

18 agosto 2009

Reflexiones en torno a un premio

El Premio Becky nació el año pasado a petición de un grupo de escritores y aspirantes que deseaban mostrar sus escritos en este blog y recibir la opinión afilada y certera de la bella Becky Sharp. También ansiaban recibir el importante premio: la "once" completa en la casa de Becky y su foto autografiada. Y como no suelo decir que no, acepté el desafío y conseguí un jurado de excelencia para que revisara los cientos de cuentos y escritos que llegaron y eligiera al ganador del Premio Becky 2008.
Este año nuevamente se me ha solicitado entregar el premio Becky, pero el trabajo excesivo y las miles de ocupaciones semanales me hacen dudar de mi propia capacidad de gestión. Pero como no puedo negarme a mis seguidores, decidí ponerlo a votación, para que sean ustedes quienes decidan si debe o no entregarse el premio Becky Sharp en su versión 2009.
Y no deja de sorprenderme la votación, porque está muy reñida y en ella han participado personas de todo el mundo y de todas las nacionalidades. Eso me emociona. Porque independiente de cual sea el resultado (que debido a mi nivel de trabajo prefiriría fuera "no"), no deja de ser bonito que personas tan diversas y con intereses tan distintos se tomen el tiempo de abrir este anónimo y humilde blog, y votar. Votar, como si fuera una elección presidencial, como si fuera una encuesta CEP, como si con ello nos jugáramos el destino del Universo. Realmente bello.
A todos los votantes, quiero agradecer su interés y les aseguro que respetaré el resultado -sea cual fuere- y el concurso sólo se realizará si gana la opción "sí".
Aprovecho la ocasión para pedir perdón por el abandono en que he tenido este blog, pero entre la escritura, mis muchas lecturas, el tema que estoy investigando y los consejos quincenales, no me ha quedado mucho tiempo libre. Pero ya volveré. Sólo espero parar un poco este ritmo que me ha tenido sumergida en el trabajo y con menos vida social.
También aprovecho de saludar a mis amigos escritores, a quienes hace tiempo no veo y con quienes tengo pendiente nuestra comida quincenal (tenemos que buscar un nuevo local porque el Olán se nos puso caro) y a quienes espero ver en lo de Ford. Y a mis amigas seguidoras de Becky, todas mujeres regias, delgadas e inteligentes (ustedes saben quiénes son). Y por supuesto a mis admiradores y amantes secretos, fieles y no tan fieles seguidores de este blog.
Nos vemos pronto.
PD: No me he olvidado del mini taller. Se realizará, nieve o truene, el viernes 29 de agosto. Tenemos tiempo para escribir.
PD2: Vayan al Museo de Bellas Artes, la exposición de los cuadros del convento de las Carmelitas está muy buena.
PD3: No me busquen en el Ona, cambié sus brownies por los que venden en La Chakra, donde además tienen el mejor pan integral del universo (100% orgánico), los productos JUST para el bienestar emocional, los tomates y lechugas de la huerta y las cremas Logona que usa Becky para mantener su cutis bello. Además queda al lado de mi casa y los socios del Yogashala pagamos un 10% menos.

10 agosto 2009

Las lecturas de mis hijos

"La Historia del Osito Bosque" es el cuento favorito de mis hijos, aunque llevan años escuchándolo. Es la historia de un osito goloso y desobediente, que suele meterse en líos por no hacer caso a sus padres o seguir los malos pasos de su amigo Lagartijín. Es una historia simple, que comienza y termina con una pegajosa canción, pero que no ha dejado de entretenerlos en todos estos años porque es una historia divertida, que tiene aventura, acción, e incluso peligro, pero siempre un final feliz.
No traten de googlearla o buscarla en alguna librería, porque no la encontrarán. "La historia del osito bosque" fue inventada hace años por mí (en especial la canción), pero cuyo argumento fue creciendo muchísimo gracias a los aportes de mis hijos y de mi Jorge (que incluso durante un tiempo le dio un carácter medio violento a un par de personajes, para deleite de mis hijos) y hoy en día es una historia inmensa, preciosa y, principalmente, nuestra.
De todos los libros que les leí cuando eran chicos y de todos los que he comprado, creo -sin lugar a dudas- que el osito bosque sigue siendo el personaje literario favorito de mis hijos, más que Winnie, Peter Rabbit y los muchos Jerónimos, Papeluchos y Teos. Y creo que el amor que ellos sienten hoy por la lectura y en especial por las buenas historias se debe mucho a ese osito guatón y porfiado que con sus aventuras logró convertir el tiempo de acostarse en un minuto para las palabras, y en especial, para soñar y regalonear.
Ayer, me enojé con uno de mis hijos porque no ha terminado de leerse un libro para el colegio, a pesar de que le ha gustado mucho. Y a otro de mis niños debo suplicarle que no lea tanto, porque no dosifica y es capaz de quedarse hasta la 1 de la mañana por la ansiedad de terminar un libro. Quizás no debiera meterme tanto en las lecturas de mis niños, pero como buena lectora que soy me es imposible no vigilar sus hábitos, recomendarles libros, incentivar, proponer, conversar, discutir.
A mi hijo mayor, un ávido lector que me recuerda a mí de niña, ya no le leo los libros, pero no hay día que no me cuente cómo van las aventuras que está leyendo, sean de Gerónimo Stilton o de los terribles hermanos Darling, de ASTERIX o de algún libro de Roald Dahl. Ahora él me recomienda libros, me comenta, me instruye, tal como yo le hablo de los libros de Poe, Richard Ford o Paula Fox.

Hace poco le conté de un libro que le había comprado cuando él era chico y al que tuve que cambiarle el final mientras se lo leía porque no me pareció apropiado para su edad. El se rió, pero me encontró la razón. Era un libro de Mark Twain -La Historia de un niño malo y de un niño bueno- en una edición preciosa, con dibujos maravillosos y que me salió bien caro, pero que no era para niños, aunque lo pareciera. Y no es primera vez que me encuentro con libros que en apariencia van dedicados a los niños, pero cuyos temas son para adultos con el criterio más que formado.
Hay uno de princesas olvidadas, bellamente dibujado por Rébecca Dautremer, que ciertamente no es para menores, a pesar de que suelen regalárselo a niñas de menos de 10. Y hay otro aún peor, "Las niñas son raras, pero huelen rico", que está en los principales mesones de las librerías y en las vitrinas, y que por error le compré a mi hija para las vacaciones de invierno, y que es el libro más ofensivo que he tenido en mis manos. Por suerte, mi hijo mayor lo hojeó antes que ella lo leyera y me advirtió de su contenido inescrupuloso y grosero (muy adornado con ilustraciones infantiles e inocentes) y juntos lo botamos a la basura.
Porque así como hay comida que les hace mal a los niños, hay lecturas que no son para ellos, a pesar de que estén ilustradas y coloreadas. Y como padres debemos estar atentos para distinguir y aconsejar.
Cuando mi hija de nueve años me preguntó -días después- por su precioso libro rosado, no dudé en responder que no era un libro para ella, ni para ninguna mujer, porque nos ofendía, nos hacía parecer seres inferiores, mentalmente incapaces y sin valores. Y, para mi sorpresa, ella entendió y fue la más feliz cuando supo que lo habíamos botado al basurero. "Para que ninguna otra niña lo lea", me dijo, "y para que nadie hable mal de las mujeres". Y aunque voy a tener que comprarle otro libro y hacer que me abran el plástico en la librería para revisar bien el contenido, doy gracias porque no alcanzó a leerlo. Y doy gracias por tener un hijo lector, que ya a sus 11 años, sabe distinguir qué libro es para su hermanita y qué libro no.

Jill


JILL
Philip Larkin
Lumen, Buenos Aires, 2008
338 páginas
$10.000

Muchos escritores comienzan su carrera garabateando versos para luego pasar a las novelas. Philip Larkin (1922-1985) hizo el camino inverso: publicó un par de novelas y trató de escribir una tercera, pero ante la imposibilidad de hacerlo decidió seguir con la poesía, convirtiéndose en uno de los más grandes poetas ingleses del siglo XX. Pero no por eso sus novelas deben ser olvidadas, especialmente la primera, Jill, que escribió a los 21 años de edad mientras estudiaba en Oxford, y que a pesar de la juventud del autor, dista bastante de ser una novela de primerizos.
Publicada originalmente en 1946, la novela volvió a ser publicada en 1964 –cuando el autor ya se había hecho un nombre como poeta- con un prólogo en el que Larkin definía su novela como “una historia sin ambiciones” y donde esperaba que el lector todavía disfrutara “de la indulgencia que tradicionalmente se le concede a las obras juveniles". Pero a pesar de las advertencias, Jill es una muy buena novela, y no sólo por ser escrita por un joven estudiante de 20 años.
Es una novela de ambiente, que nos muestra el mundo universitario de Oxford durante la Segunda Guerra Mundial, bajo la mirada de un estudiante pobre y extremadamente tímido que, tras ser becado en el colegio ingresa a un exclusivo college inglés, donde para su desventura debe compartir habitación con un joven rico y vividor, cuyas preocupaciones van por el lado de la juerga y el alcohol más que por el estudio. Y es en el encuentro con este antagonista y su tropa de amigos que John Kemp saca a relucir todos los matices de su personalidad: la envidia, la tristeza, la timidez y también sus ansias por destacar y ser aceptado dentro de este grupo de gorrones. Y es el encuentro con este antagonista unido al tedio de la universidad y las constantes amenazas de bombardeo, lo que lo llevan a inventarse una hermana, Jill, que tiene la misma cara de una niña que visita el college, y con quien termina obsesionándose hasta la fatalidad.
Jill retrata con crueldad y simpleza el mundo universitario de Oxford de 1940 (con sus escenas de trenes, cafeterías, dormitorios y pubs): el mismo que conoció Larkin mientras estudiaba ahí y donde forjó su férrea amistad con el entonces estudiante Kingsley Amis. Y aunque el autor aseguraba años después que “lo que pretendía en 1940, más que exagerar las diferencias sociales, era minimizarlas”, lo cierto es que la novela habla de las diferencias sociales, como también de los diferentes intereses de los jóvenes de esa edad, y de sus distintas maneras de evadirse en esos tiempos grises, fúnebres y adversos.


Reseña aparecida en Revista de Libros el 26 de julio de 2009.

22 julio 2009

Una noche perfecta

Después de correr toda la mañana, armar maletas mías y de mis niños, ordenar y limpiar y manejar por tres horas por la carretera oscura y mojada, logré llegar a Santiago (y reencontrarme con mi amado) para disfrutar del mejor recital de este año. Por meses esperé su llegada y por fin anoche pude verla en vivo y en directo. Cat Power (Chan Marshall) estuvo impecable, delicada, maravillosa. No por nada es considerada una de las mejores voces femeninas del momento y una de las mujeres más sensuales del planeta. Afuera del Caupolicán llovía a cántaros. Adentro, una audiencia cautiva escuchaba con atención. Yo, en una ubicación inmejorable y con mi gran amor de la mano. Después del recital nos fuimos al Normandie por una sopa de cebolla y una conversación relajada. Y para hacerlo más perfecto, ¡hasta se cortó la luz!, y en segundos las mesitas del bar se llenaron de velitas para hacer más perfecta la noche más romántica del invierno. Gracias Cat Power por la velada. Gracias amor, por ser como eres. Gracias Master Card por pagar las entradas.



07 julio 2009

Las Horas del Verano

Tengo un amigo que me adora -tanto que me dedicó un blog de alto contenido erótico- y con el que suelo salir de cuando en vez. Este sábado me tocó salir con él. Y lo pasamos genial. Un cafecito en el Ona -él tomó mate con azúcar- tipo siete de la tarde y luego compartimos un brownie y una linda caminata por el barrio Lastarria-Forestal. Pasamos por Berry y por el Bar Don Rodrigo, donde el guardia nos saludó con tanto cariño que le prometimos visita para este mes (pensar que todavía se acordaba de nuestros lunes literarios en el bar). Y para amenizar la tarde, entramos al Biógrafo a ver Las Horas del Verano, una película sencillamente espectacular. Habla de la familia y de la tradición, y de tantas otras cosas más, que vale la pena verla, de verdad. A mi amigo le encantó, a mí igual. Después nos fuimos a comer unos sushis al Kintaro, y comentamos la película y lo difícil que es mantener buenas relaciones en el entorno familiar. En la película lo resuelven bien. En el libro que me acabo de leer bastante mal. El libro se llama Los Hijos de la Viuda, de mi adorada Paula Fox, y habla sin tapujos de la difícil relación de una madre con su hija y de esta mujer con sus hermanos. El tema se ha escrito harto, pero Fox lo muestra de una manera natural, triste y despojada, que bien vale su lectura. Aunque no deja lecciones para seguir. Porque tanto en la literatura como en la vida, el tema de las relaciones familiares no es un tema fácil de resolver. Pongamos o no pongamos de nuestra parte.
Gracias amigo por el panorama (aunque personalmente ya se lo agradecí) y por ser tan bueno conmigo. La próxima invito yo.
Ah, y también gracias por llevarme el domingo a almorzar con mis niños al Morandé. Les encantó el restaurant y lo mejor fue encontrarnos con el mismísimo Comisario Rivas en el lugar (Alvaro Rudolphy). Por su mirada maléfica, estoy entrando a creer que es él quien secuestró a Elisa. Y mis niños lo creen también. Puede ser. Debiéramos preguntarle si lo vemos otra vez.

23 junio 2009

Aviso III

Por última vez quiero dejar esto en claro: soy una mujer felizmente casada y muy enamorada de mi marido. Así que a todos aquellos que día a día me escriben vía e-mail o celular, me mandan cartas al correo, espían mi casa, mi blog y facebook, inventan patrañas para separarme de mi amado, y definitivamente quieren tenerme o poseerme, a todos ellos quiero decirles que me dejen en paz. Y, por favor, no sigan torturando más a mi amado, que en este preciso momento está pasando por un tremendo dolor interior, y a quien mando un saludo a la distancia.
Amor: ya boté todos los peluches y cartas, y vacié la papelera. Te quiero.


22 junio 2009

El Invierno Más Crudo

El frío que siento debe ser bastante menor que el que sintió Paula Fox durante su estadía en Europa en 1946 y que aparece claramente retratado en El Invierno Más Crudo, el primer libro que leí del embarque que me llegó de Buenos Aires. Porque aunque no estoy sumergida en el invierno "más duro de los últimos 20 años" ni sólo tengo un abrigo prestado para taparme, aún así estoy pasando el invierno más crudo de mi vida y ni siquiera los lindos guantes que me regaló Víctor ni el precioso chal que me dio Roque han logrado calentarme como lo hacía mi antigua calefacción.

Calefacción querida, que llenaba de calor cada rincón de esta gran casa, y que ahora, tras un accidente casero ha dejado de funcionar, y ha sumergido a mi familia en un estado de gran congelamiento, del que sólo podremos salir cuando ésta vuelva a funcionar. ¿Cuándo volverás a este hogar?

Mis niños llegan del colegio y se encuentran con una casa, pero no con un hogar. Es un lugar frío, donde sólo hacinándonos en una pieza logramos entrar en calor. En la noche cada uno con su guatero, como niños dickensianos logran llenar sus camitas con un poco de calor. Pero lo peor son las frías mañanas en este escritorio, donde con los dedos congelados apenas ha podido escribir. Algunos días, cual JK Rowling he partido al Starbucks en busca de café y calor y es ahí donde más he podido trabajar. Pero no es tan cómodo como mi mesita de cuero, donde están mis libros, mi impresora y la tranquilidad del hogar. Ni tan seguro (porque es bien sabido que los robos son muy altos en los cafés con internet).
Oh, calefacción querida, ¿cuándo volverás a mi hogar?

Me llama mi hermana para hablarme de la Toyotomi y una amiga me recomienda la estufa Kerona. Pero yo no quiero parafina, quiero mi calefacción central, que calienta baño, piezas y cocina, que me permite caminar descalza y usar mini camisas de dormir. ¿Dónde estás calefacción? Mientras espero su llegada forro a mis niños con chalecos y cuellos, compro guateros de mano, pies y cuerpo, tiro chales sobre las camas y me paseo con mis guantes y mi echarpe de artesanías Chile por toda la casa.

Oh, calefacción querida, vuelve pronto a este lugar.
Que tu ausencia ha enfriado mi casa, mi cama y mi corazón.
Ha congelado a mis niños, a mis amigos y mi razón.
Me ha vuelto fría, distante y tonta.
Cesante, aburrida y abúlica,
gélida, antipática y casta
como nieve virginal.

18 junio 2009

Aviso II


Noticia de último minuto: El mini taller de este viernes se realizará en la casa de Margarita. A la misma hora. Terrazas de Providencia inundadas. Favor traer las copias para los demás integrantes. No se recibirán textos por correo electrónico. Ni tampoco participantes sin escritos propios. Nos vemos.

17 junio 2009

Aviso


Viernes. 6 de la tarde. Mini taller en la las terrazas de Providencia. (Si llueve, se hará en el interior). Los espero. Lleven sus copias.

Ah, y feliz Bloomday a todos los seguidores de Joyce. Espero que tengan un lindo día (y contesten el quiz de The Guardian).

Y a los demás, que tengan una linda semana. Que no se enfermen. Ni pasen frío.



11 junio 2009

triste/feliz


El día anterior a mi cumpleaños amanecí medio triste. Pero al rato me llegó vía correo una encomienda que había encargado a Buenos Aires: El invierno más crudo, de Paula Fox, con parte de sus memorias juveniles y volví a sonreír.

Medio feliz salí de mi casa, pero sin darme cuenta choqué el auto con el portón y volví a ponerme triste. Además de malhumorada. Mientras intentaba arreglar el portón (que se había descarrilado) apareció mi abuela por la calle. Me traía unos chocolates, unas malvas y unas gomitas. Justo lo que necesitaba. Entonces volví a sentirme feliz.

Con mis regalos en el auto, me dirigí a hacer unos trámites, y de nuevo me entristecí. Y me quedé triste por varios días.

Aunque a ratos volví a ser feliz, como cuando me junté con mis amigas del colegio a celebrar mi cumpleaños en el Sushihana y me llenaron de regalos maravillosos y cuentos sabrosos. O cuando mi hijita ganó el primer lugar en el campeonato de atletismo y yo sentí que todo el sacrificio (la levantada a las 6 de la mañana, cargar con los chales para el frío en el estadio y preparar café para no congelarme) había valido la pena. O cuando mi hombre, sabiendo cuánto me gusta leer, me trajo de regalo el último libro de la Siri Hustvedt -Elegía para un americano- y En el café de la juventud perdida, de Patrick Modiano. O cuando mis amigos me celebraron en el Olán con nuestros clásicos pisco sours catedrales. O cuando descubrí que un admirador secreto había creado un blog en mi honor -un blog bastante subido de tono, y por eso no puedo compartirlo- que me ha hecho muy feliz.

Pero a ratos vuelvo a estar triste. Y sin darme cuenta se me ensombrece la cara. Por el polerón que perdió mi hijo en el colegio, por el saludo que no recibí, por la amiga que no se acordó de llamarme, por el otoño y sus tristes hojas, por la maldad de la gente, por distanciarme de las personas que quiero, por perder el tiempo, y por no tener tiempo. Por todo. Y también por nada.

Sé de varios amigos que están igual. Como maníaco depresivos. Para algunos funcionan los ansiolíticos o los levantadores de ánimo. Yo nunca los he tomado ni tampoco he ido al siquiatra. Así que vivo mi tristeza a fondo, con llantos inesperados y penas profundas. Y luego exploto de alegría inmensa cuando estoy con mis hijos y mi amado, o me como un chocolate en el clóset o me avisan de un artículo que me van a publicar.


02 junio 2009

pura ficción
















él perdió su chaqueta y las llaves del auto

a ella le dijeron maraca y luego beata y mojigata

ella bailó calle 13 y the cure con sus amigas

lo besó en la pista de baile y le dijo que lo amaba

le prestó su rouge a una mina en el baño

y luego vio a la mina besando a dos hombres distintos

él casi se agarra por celos

ella empujó a su amiga cuando la llamó maraca

ella quería irse pero no tenía las llaves

y él quería quedarse y hacer un escándalo

ellos se amaban en la pista de baile

y también se celaban y a ratos se odiaban

la mina del baño le preguntó por su vestido

es viejo, le dijo

el de ella era arrendado

ella tomó tres vodkas para armarse de valor

él tomó cinco para hacerse el valiente

a ella los vodkas sólo la alegraron

a él lo pusieron furioso

celoso

celópata

morboso

y violento

a ella le cantaron feliz cumpleaños

con una vela en medio de unos pasteles

y él la abrazó cariñoso

y sus amigas la besaron a pesar de la gripe porcina

y la mina del baño casi la bota de puro borracha

con los labios pintados con el rouge que ella le había prestado

ella quería irse pero no tenía las llaves

las tenía la mina que la había llamado maraca

pero no encontró la chaqueta

ni tampoco la linda corbata

y ella se fue manejando y conversando con una amiga

mientras él dormía borracho en la parte de atrás

ya era de día

y había terminado su cumpleaños

mientras en la fiesta algunos seguían bailando


20 mayo 2009

Carta de S.


Estimada amiga Becky Sharp:

Al leer su último post veo que tomó en consideración mis humildes recomendaciones. Quiero contarle que sigo encamada, por suerte muy bien acompañada por Daniel Alarcón, Felipe Camiroaga y Mac.
Este par de días en cama me han hecho descubrir grandes cosas:

1.-La televisión chilena es pésima y el único matinal que salva es El Buenos Días a Todos, que tampoco es muy bueno, pero por último tiene a Camiroaga.
2.- No tolero los programas de farándula. Ni los Nachos, las Patas y los peluqueros rascas.
3.- Si tengo que elegir entre ver tele o leer, me quedo con leer.

Debo contarle que, por suerte, antes de enfermarme me llegó un ejemplar del último libro de Daniel Alarcón -El Rey siempre está por encima del pueblo- que me ha entretenido bastante en estos puercos días de gripe. Y por suerte también no me he sentido tan decaída y he podido seguir trabajando en ese proyecto que alguna vez le comenté. Como hormiguita, usted sabe, calladita y ordenada.

Y también debo confesarle que he estado viendo ¿Dónde está Elisa? y hasta he soltado mis lagrimones. No sé, hay algo que me hace sentir empatía con Sigrid Alegría. Debe ser nuestro común rol de madre. O quizás la gripe, que me tiene medio atontada.

En fin, como sea he tratado de descansar y recuperarme, porque se me acercan muchos compromisos impostergables -reuniones, mitines políticos, cumpleaños, despedidas de soltera, campeonatos deportivos, una boda (me encanta esa palabra, es tan chula) y mi cumpleaños. Todos compromisos que requieren mi asistencia y mejor presencia, y que empiezan este fin de semana y no paran hasta fin de mes.

Si tiene tiempo y no teme enfermarse, puede visitar la exposición de Valenzuela Puelma en el Cultural de Las Condes, que está bastante buena, y donde de seguro no va a haber público extranjero. Por cautela puede hacerlo con mascarilla (esa misma que usó cuando se hizo el tratamiento de keratina con formol y que casi la mató de intoxicación, alergia y cáncer al cuero cabelludo) o enfundarse en un gran pañuelo ecuatoriano o paquistaní, para evitar todo tipo de contacto.
Le mando un beso grande,
y nos vemos cuando pase esta pandemia porcinesca.

Becky ante la Pandemia


1.- No invitaré a ningún amigo de mis hijos a la casa ni tampoco a sus padres.
2.- No besaré ni tocaré a ninguna persona que haya viajado fuera de Chile.
3.- No andaré en avión, taxi, bus o metro ni tampoco visitaré teatros, cines o centros comerciales.
4.- Visitaré museos (en especial el Bellas Artes) que tienen muy buena ventilación (por lo general los vidrios están rotos) y poca afluencia de público.
5.- Tampoco me juntaré con profesores, en especial profesores de colegio particular del sector oriente de Santiago, ni los recibiré en mi casa hasta pasada esta pandemia.
6.- Como medida de resguardo tampoco me veré con personas que trabajen en empresas con muchos empleados (sea Endesa, Coca-Cola, Chilectra, Gasco, etc.) por las altas posibilidades de tener a algún enfermo entre sus trabajadores.
7.- Tampoco recibiré en mi casa -menos en mi cama- a personas que por su trabajo mantengan contactos con extranjeros o se dediquen al comercio en sectores turísticos de Santiago como Alonso de Córdova y Nueva Costanera.
8.- Recibiré a personas que trabajen en bibliotecas, salvo aquellas que estén ligadas a algún centro comercial -dígase Biblioteca Viva- que suelen tener gran afluencia de público nacional e internacional.
9.- No visitaré a ningún amigo que esté enfermo ni entraré a alguna clínica u hospital, a menos que sea yo la infectada. En caso de que esto llegara a ocurrirme, pido que por favor no me discriminen y me vayan a visitar (con mascarilla y Tamiflu) y se abstengan de entregar fotos mías a la prensa.
Cariños a todos,
Becky Sharp

14 mayo 2009

A la pasada...

Perdonen el abandono, pero he estado en mil cosas. En todo caso no me he olvidado de nuestro mini taller de mayo para la próxima semana. Sigan escribiendo y nos vemos pronto. Yo sigo con mis trámites gubernamentales, papeleos varios y mi nuevo cargo de "asesora". En cualquier minuto me llaman para un cargo en el ministerio. Los quiero. No me olviden.

03 mayo 2009

La Flor Púrpura

Esta impresionante novela marcó el debut literario de Chimamanda Ngozi Adichie (1977), la nigeriana que el 2007 obtuvo el prestigioso premio Orange por su segunda novela Medio Sol Amarillo y que a sus 30 años y sólo dos novelas publicadas no ha parado de recibir condecoraciones y buenas críticas.

Narrada por su protagonista, una tímida niña de quince años de nombre Kambili Achike, La Flor Púrpura (en inglés, Purple Hibuscus) cuenta la historia de una familia acomodada de Enugu, que bajo un manto de perfección esconde los constantes abusos de un padre tirano y fanático religioso, quien no duda en castigar a su esposa y a sus hijos ante cualquier cosa que él considere un error.

“Todo empezó a desmoronarse en casa cuando mi hermano, Jaja, no fue a comulgar y Padre lanzó su pesado misal al aire y rompió las figuritas de las estanterías”, comienza el relato de Kambili, quien en un principio parece no entender lo que sucede en su casa: se niega a escuchar los ruidos que vienen de la habitación de sus padres, se niega a creer que su padre haya golpeado a su madre hasta causarle un aborto; en fin, no quiere entender que “Padre” (como ella lo llama), un hombre tan venerado en su comunidad, un ejemplar defensor de los derechos humanos y activo participante de la Iglesia Católica sea en realidad un sádico.

Y mientras avanza el relato de Kambili, el lector va enterándose de la violencia y crueldad del progenitor, de la sumisión enfermiza de la madre, de los castigos que recibe el hermano mayor, Jaja, y de los dolores de Kambili, quien muda y obediente, sólo calla. Pero todo empieza a cambiar cuando los niños son invitados a pasar unos días en Nsukka, en la casa de su liberal tía paterna, -una madre viuda con tres hijos y serias dificultades económicas- y los hermanos descubren el hibisco de flor púrpura que da nombre al libro, se reencuentran con su abuelo (a quien el padre consideraba un pagano) y comienzan a cuestionar la autoridad de su progenitor. En casa de la tía, relata Kambili, “ya ni siquiera recordaba que hubo un día en que deseé no volver a abrir los ojos, había olvidado aquel dolor intenso en todo el cuerpo”, y esa ansia de tranquilidad es lo que precipita el desenlace final.

La novela, ambientada durante uno de los períodos dictatoriales de Nigeria (posiblemente el de 1993), nos hace partícipes de la violencia de un país y de un hogar, y nos muestra a este padre con dos caras tan disímiles: por un lado, un héroe para la sociedad y enemigo de la dictadura, y por otro lado, un tirano, un hombre tan fuertemente atraído por el mundo de los blancos –por el capitalismo y el fanatismo religioso- que reniega de su propio origen igbo. Narrada con realismo e inocencia, la novela tiene pasajes desoladores, y tristes -tan amargos como el utazi que las mujeres echaban al caldo-, sólo alivianados con la refrescante irrupción del joven sacerdote Amadi y la lenguaraz prima Amaka, y las infaltables horas de almuerzo y comida, cuando los niños se distraían comiendo arroz con ñame y haciendo bolitas de fufú para echar a la sopa.


22 abril 2009

Un punteo


-He estado con mil cosas y no he tenido tiempo para nada.
-No quiero que mi amigo S. deje de escribir.
-Ni que abandone el mini taller.
-Tengo que contarle de la charla que di sobre Edgar Allan Poe. Si hubiera estado ahí, se habría sentido orgulloso de mí. Y feliz del interés que despertó el escritor entre los asistentes. (Parte de lo que hablé aparece en este artículo que publiqué en el Artes y Letras)
-Tengo que ir a ver a mi amiga C. que tuvo a su tercer hijo hombre.
-Y también contarle de mi nuevo trabajo.
-Otro trabajo sin paga, pero importante.
-Y hablarle de lo que estoy escribiendo.
-O mejor no contar nada hasta más adelante.
-Y seguir trabajando como hormiguita.
-En silencio.
-Y seguir escribiendo.
-Libre.
-Prometo volver a la Feria uno de estos días.

17 abril 2009

La historia de una historia de una historia


A raíz de mi último post, me escribió una fiel lectora de La Feria de las Vanidades para felicitarme por mi estado de "mujer feliz". Ella, en cambio, había recién terminado con su novio. Decidimos juntarnos a almorzar en la Animal, y ahí, mientras comíamos nuestro quiche de pimentones, me contó los detalles de su ruptura -que claramente me los guardaré-, que son tan escabrosos y a la vez sabrosos que podrían convertirse fácilmente en un buen guión de cine o al menos en un cuento genial. O patético.
Mi amiga no estaba triste, pero tampoco feliz, y frente a lo que me contaba no fui capaz de opinar mucho ni tampoco ser de gran utilidad. Quizás algún día escriba su historia o la de muchas mujeres que han vivido desilusiones iguales. Quizás no. Quizás ella termine escribiendo sobre mí o sobre cualquier cosa más.
Un amigo mío, al que llamaré Steph suele utilizar en sus cuentos cosas que alguna vez le he contado. El nombre de mi nana, el sobrenombre que le puso mi hija a un queque o cualquier tontera similar, pero lo hace con tal encanto que me hace gozar con sus apropiaciones. Yo creo que al escribir aparecen muchas cosas de nuestro inconsciente, pero también las historias que nos llegan, los nombres que se nos pegan, el ritmo que nos contagia en ese momento, el estado de ánimo, alguna lectura o incluso una canción.
Hace unos años participé de un taller literario y me pasaba que mientras escuchaba algún cuento, se me empezaba a aparecer de inmediato la trama para una historia, nada que ver con la que estaban leyendo, pero que me daba el pie para inventar. El otro día, a la salida de mis clases de yoga, me encontré con una antigua compañera de taller y me contó que desde que había dejado las clases nunca más había vuelto a escribir. Me decía que después del taller solía tomarse un traguito con un compañero nuestro y que de las cosas que él le contaba ella sacaba ideas para futuros cuentos. Yo le dije que las ideas podían estar en cualquier lado, no sólo en el Bar Don Rodrigo o en el Catedral, y era cosa de andar con los oídos abiertos.
Quizás escriba la historia de mi amiga. O quizás se la cuente a Steph para que lo haga él. Quizás algún día mi amiga la lea. Y se ría de su historia, y se la lea a sus hijos, a sus nietos o a su futuro amor.

14 abril 2009


Estoy muy feliz...
porque pasamos un fin de semana espectacular en las playas de la cuarta región
porque mis cachorros son una delicia 
porque mi amado es además mi mejor amigo
y porque se viene el mini-taller
además porque no he parado de escribir
de trabajar, de amar y de dar gracias a Dios
por tener a los amigos que tengo
la linda familia que tengo
y todo lo demás 
Un beso a todos

31 marzo 2009

¿Adivina qué?

































Estoy escribiendo algo sobre Philip Roth...
Y sobre Truman Capote...
y Carson McCullers...
y sobre Flannery O'Connor...
y Patricia Highsmith...
y Carver, Cheever y A.M. Homes...

27 marzo 2009

Javier Marías en la UC

Dicen que es mejor no conocer a los escritores que admiras, porque sus personas pueden decepcionarte. Sin embargo, la curiosidad fue más fuerte y ayer en la tarde partí con mi amiga Valentina a ver a Javier Marías a la UC. La charla estuvo muy entretenida (Marías es un narrador bastante ameno en sus libros y también en la vida real) y ante una sala repleta fue capaz de pasar de las anécdotas más graciosas (como la de su coronación como rey de Redonda) hasta los temas más profundos, como su cercanía con la ironía inglesa y su devoción hacia Shakespeare, Cervantes y los "antiguos" en general. Marías recomendó a los escritores que se inician revisar los clásicos, "para no repetir", y no obsesionarse con lo nuevo y actual, que según él puede ser obviado momentáneamente. Recomendó leer a Juan Benet encarecidamente y no dejar de revisar las grandes obras del siglo XIX y XX. 

Con su cigarro en mano, Marías contestó las preguntas que le hizo el público y las acotaciones de su entrevistador-presentador Gonzalo Garcés que no pudo ocultar la gran admiración que sentía hacia el escritor español. Un momento gracioso de la noche fue cuando una señora, muy seria, le preguntó en tono inteligente, en qué colegio había estado de pequeño, y Marías muy educado y algo sorprendido le contestó: en el colegio Estudio de Madrid. Nadie se rió. Pero fue muy divertido y provinciano. Ésa fue una de las últimas preguntas antes de empezar con la firma de libros y recibir un gran aplauso. Gracias, Javier, no me decepcionaste. Y prometo leer a Juan Benet y no dejar de lado los clásicos ni a Shakespeare, Cervantes y Compañía.

22 marzo 2009

A propósito de oír llover

Hace más de un año que tengo un teléfono celular muy malo. Escucho perfecto, pero al otro lado no me entienden lo que hablo. He ido varias veces a Movistar para que me lo cambien, pero en vez de darme otro aparato prefieren "arreglarlo", aunque sigue sin funcionar. Lo único bueno es que casi no lo uso, entonces la cuenta es baja y hablo justo lo necesario. Nada de ponerme a cotorrear o de llamar a la casa por cualquier cosa. Menos llamar a un amigo o pedir una hora para el doctor. Sólo lo uso cuando me llaman y por lo general me cuelgan al poco rato por lo mal que se escucha mi voz. 

Hace unos días incluso mi voz quedó muda y cuando me llamaban no escuchaban ninguna respuesta mía al otro lado. Durante esos días las únicas llamadas que atendí fueron las de mis niños, que al parecer no les importaba que su madre no tuviera voz. "Mamá, sé que no puedes contestar, pero si puedes me traes la greda. Si no puedes, te quiero igual", me dijo mi hija y luego de esperar unos segundos la respuesta, colgó. Todo esto me recuerda un artículo que hace unos años escribió Javier Marías -El Oficio de oír llover- sobre lo poco que se escucha la gente y sobre las tonteras que se hablan a falta de que alguien las conteste. Y habla en especial del uso del celular, un aparato que él no usa y que a su juicio sólo da pie a una desbocada verborrea. 

Yo, que hace un año casi no lo uso, puedo dar fe del abuso que se hace del celular y de lo mal que se está comunicando la gente que lo utiliza para "conversar de la vida" en vez de juntarse a hablar en persona. Conozco amigas que monitorean las tareas de sus hijos a través del celular, guaguas que lo usan como entretenimiento en vez de salir a jugar, parejas que discuten, que se abuenan, que organizan vacaciones y que hablan de los problemas de sus hijos por el celular. Esas personas cuando se encuentran casi no hablan, ya lo han hablado todo. 

Y esto mismo está pasando con los e-mails, los facebooks, los messenger y demases. Y de a poco uno empieza a recibir mensajes abreviados, llenos de faltas de ortografías y signos de exclamaciones a destajo que surgen de la inmediatez pero no de la razón. Cuántos mensajes a medias, inconexos, sin sentido uno recibe a diario sin que con ello nos logremos comunicar. El tema da para mucho. Yo por lo pronto prefiero mantener mi mal celular y juntarme con mis amigos cuando quiero conversar. Y me mantendré alejada de los blackberrys, los iphones y los teléfonos con e-mail, que no tengo problema en esperar llegar a mi casa para revisar mi correspondencia cibernética, que por lo demás casi es puro spam. 

18 marzo 2009

Sólo un punteo


1.-impactante diagnóstico de anoche
2.-le escribí a Pablo para felicitarlo
3.-no sé cuándo nos veremos
4.-los extraño mucho
5.-he estado escribiendo
6.-no quiero perder el mini taller
7.-necesito de sus opiniones y de su incondicionalidad
8.-los quiero mucho
9.-por lo menos tengo mi tortuga de coco de compañía


10.-estoy adicta a las Apple Chips.
11.-y al té blanco que preparo todos los días en mi gran tetera.
12.-marzo me dejó en la ruina y detesto a los profesores que pusieron tantos libros (y tan caros) en las listas de mis niños.
13.-perdí el bronceado de verano.
14.-pero no he perdido el descanso.
15.-no he parado de escribir.
16.-quizás cierre este blog.
17.-cambié los almuerzos con amigas por cafés con amigas.
18.-compré textos escolares usados.
19.-hice trueque de libros.
20.-he logrado ahorrar.
21.-extraño nuestras sesiones de literatura.
22.-y conversar de libros.
23.-el otro día me junté en el café Ona con una amiga del pasado y no paramos de hablar. Los libros unen.
24.-los quiero mucho.
25.-en especial a ti, J. y a mis cachorros.
26.-tengo pendiente a Cristóbal. El viernes te voy a ver, V.
27.-también los quiero a ustedes.
28.-y a ustedes.
29.-y a usted.

09 marzo 2009


Ah, y quedan pocos cupos para el mini- taller 2009 de Becky Sharp. Así que los interesados, a inscribir sus nombres a:  rebecca.sharp74@gmail.com
Nos vemos.

08 marzo 2009

Sobre lecturas


El otro día me encontré con una amiga que había leído mi artículo sobre Richard Yates, pero no se animaba a leer nada del autor. "Mi matrimonio no está en su mejor momento", me dijo, "así que todo lo que sea Yates lo voy a dejar para después". En un principio me pareció extraño su comentario, pero finalmente le encontré la razón. Hay libros para ciertos momentos y libros que no. Me acuerdo de una época en que mi matrimonio estaba pasando por una especie de letargo y me puse a releer Madame Bovary y la Señora Craddock de Somerset Maugham. Cuánto entendí a esas mujeres en ese momento, que ahora me parece tan lejano. Por suerte pasé ese período y ahora puedo leer historias de matrimonios acabados como los que aparecen en las obras de Yates o Cheever sin que nada me afecte. Y puedo leer Ana Karenina o Madame Bovary sin sentir que era mi vida la que parecía retratada ahí. 
A mi amiga le aconsejé que leyera libros atemporales, con historias que no tienen nada que ver con su vida. Edgar Allan Poe, que ahora he redescubierto en su grandeza, es ideal. Historias angustiosas y terribles, pero finalmente irreales, no pueden identificar a nadie. A menos que alguien sea demasiado perverso. Pero ella me contó que iba a leer sobre un niño con pijama de rayas o algo así. Un bestseller. Allá tú, le contesté mientras sacábamos a nuestros niños de la piscina. Yo, en cambio, seguiré con Carson McCullers y sus historias magníficas, aunque lejanas de mi realidad. 

24 febrero 2009

La Noche - Que Nadie Se Entere

 

Debo reconocer que tengo un lado muy farandulero que se me desarrolla cada año a fines de febrero cuando comienza el festival de Viña y todos los programas afines. Y es que GOZO con el festival de Viña y la transmisión por TV (aunque también me gusta verlo en directo) y me encanta ver la llegada de los artistas (que nunca son muy buenos) y la locura de los periodistas por hacer notas y robarse frases exclusivas. 

El lunes gocé con Camila y me lo bailé todo con La Noche, y anoche quedé afónica de tanto cantar y bailar con Juanes. Debe ser mi espíritu de fan el que renace cada febrero y me hace seguir cualquier programa de farándula y descubrir que son tan malos y poco profesionales. En general, debo afirmar que los periodistas de farándula dejan mucho que desear y no tienen idea ni de música ni de moda ni de nada. 

Pero igual me entretengo escuchando las opiniones sobre los animadores y los vestidos de los asistentes. El otro día un periodista aseguraba que Farkas se había gastado 40 millones en su traje, lo que es imposible, por muy Zegna que sea, porque no cuestan eso. O que su mujer, Tina, se veía elegante con su vestido de plumas, cuando francamente era un bodrio de principio a fin. De la Soledad Onetto he escuchado que la tratan de "dama" y "elegante", en un arranque de siutiquería de los periodistas que confunden el pelo rubio de la animadora con elegancia y su modo fruncido de hablar con inteligencia o corrección. Yo encuentro que lo ha hecho genial, pero de ningún modo la encuentro elegante o distinguida, es más creo que su éxito está en mostrarse natural y cercana a la masa,  evitando pasar por algo que no es.

Y como ando medio opinóloga no puedo dejar de decir unas cuantas apreciaciones:

¿Por qué la Argandoña se viste tan mal? ¿Nadie la asesora? Y esa peluca, tan pasada de moda, ¿qué onda? ¿es para darle seriedad? Un horror. 

¿Qué pasó con Jennifer Warner? Yo encontraba que lo hacía de lo más bien. Y estaba tan feliz de estar en el Buenos Días a Todos y poder sentarse al lado de Camiroaga. ¿Por qué la sacaron? ¿Se peleó con Tonka? Yo no me creo lo del acuerdo económico y me parece increíble que los programas de farándula no hayan reporteado el tema. Realmente son muy flojos. Y los editores, bien pavos de no cubrir la noticia.

Lo otro que me preocupa es el tema de los vestidos que usan las mujeres de la TV. ¿Por qué se disfrazan de viejas? ¿Por qué no usan peinados más naturales? Deberían haber mirado la entrega de los Óscar. Ahí hay mujeres bien vestidas y joyas de verdad. En cambio en este Festival sólo se ven vestidos como de otra época, que no marcan tendencia, y unos peinados como de peluquera de barrio. Fatal. La Soledad Onetto, la "Sole", como le dicen, es un amor, simpática, etc. pero tiene carita de plato, patitas cortas y el potito gordito, entonces, por favor, no le tomen el pelo ni le hagan tanto cachirulo, ni le pongan vestidos colorinches de sirena que la acortan tanto. Sáquenle partido a sus hombros, a su cara, alárguenla, pero lo la achiquen más, que al lado de Felipe parece un gnomo. Ah, y póngale alguna joyita, un collarcito de brillantes o unos aros largos. El negro y los brillantes no fallan. O si no miren a una Kate Winslet.

Y Felipe, me parece genial que no haya innovado y que vista de traje oscuro riguroso. Porque cuando le da por ponerse "juvenil" suele embarrarla. Nada con bluyines anchos o poleras con dibujos colorinches. Se ve mejor sencillo. Además no necesita más.

La verdad es que cuesta encontrar gente bien vestida en este Festival. De los jurados, ni que hablar. Farkas, un payaso con peluca y todo. La Fulop, mal y ese poto falso, terrible. La Salosny, un amor, bajita y ubicada, nada mal, aunque tampoco genial. Bodenhöfer, como artista, bien, en su onda John Malcovich nacional. La Hansen, mal, ¿por qué nadie les dice a los peluqueros de Viña que los rulos no se llevan hace años? Menos esos tirabuzones de niñita bien. Tampoco el pelo rubio.

En fin, creo que ya he opinado bastante. Para hoy espero más show. Y aunque mi amado no soporta este evento musical de segunda categoría (amor, eres demasiado intelectual), mis hijos se han convertido en incondicionales y hoy, hasta las compras de útiles escolares las hicimos al ritmo de La Noche, y su "una, otra, otra vez, a escondidas devorarnos de placer". Un hit.  El último relajo antes de entrar a marzo. 

18 febrero 2009

Casi al término del verano


El lugar donde veraneo tiene una panadería azul que es diabólica y cuyas hallullas me tienen poseída. Y un video club con películas pasadas de moda, pero donde es posible conseguir -con un poco de conversación y astucia- todas las últimas películas (incluso las que no se han estrenado en Chile). Además tiene una playa larga y linda, y una nube gigante que por lo general tapa el sol durante los fines de semana.

Es un balneario tranquilo, sin pachanga ni "teams" de verano, sin colaless ni basura en la arena. A la playa suelo bajar con un libro, porque sino corro el riesgo de escuchar cosas de las que prefiero no enterarme y un arsenal de baldes para que mi hija menor me deje leer en paz. En esa playa terminé de leer Acción de Gracias -al fin- y Tigre Blanco, el fantástico libro del indio Aravind Adiga. Pronto espero terminar con La Maravillosa Vida breve de Óscar Wao, de Junot Díaz, que me tiene encantada. Acá también vi todas las últimas películas: El Lector (muy buena), La Duquesa (muy buena), Women (Pésima), La Duda (buena), Slumdog Millionaire (Excelente) y Todo por un Sueño, la gran película del verano, basada en el libro Vía Revolucionaria de Richard Yates (si quieres leer más sobre el autor, pincha este excelente artículo de Revista de Libros de El Mercurio).

Pero a pesar de haber leído harto (también leí a Poe) y de haber visto muchas pelis, siento que todavía me faltan más cosas por hacer antes de volver de vacaciones. Me falta bañarme más en el mar, tomar un poco más de sol, comer un par de palmeras doradas, leer otro libro, andar más en bicicleta y volver a ganarles a mis hijos en las paletas. Todavía me falta otra caminata de la mano y otro pisco sour, otra conversación ociosa con alguna amiga y otro beso bajo el quitasol fucsia con amarillo, otro beso con sabor a cuchuflí, arena y mar.