Durante todo el año pasado las hijas de Becky fueron al colegio con el pelo entrenzado para evitar la irrupción de piojos y liendres. Pero llegado el verano se soltaron las trenzas y, por desgracia, aparecieron los molestosos bichos capilares. Horrorizada Becky compró todo tipo de productos para eliminar la pediculosis (así se les llama a los piojos) y el famoso "peine metálico" que atrapa piojos y huevos de piojos, además de bastante pelo, pero con nada ha podido eliminar esta plaga de las cabezas de sus hijas.
En las noches les lava el pelo con Launol o No-Lais y les pasa el odiado peine y todavía siguen apareciendo nuevos piojos entre los dientes de la peineta. Para colmo, como también le picaba la cabeza, decidió pasarse ella misma el peine por su largo pelo castaño, y claro, también aparecieron su par de piojos y sus decenas de liendres.
-"Soy una piojenta"- lloró esa tarde sobre su almohada. Pero nadie la consoló. Su largo y adorado pelo castaño y los preciosos pelos rubio-ceniza de sus hijas eran el paraíso de los piojos, y la única solución para eliminarlos sería mantener los lavados diarios con esos champús para piojentos y conservar el "peine metálico" como amigo secreto.
Porque por nada del mundo se va a cortar su pelo de sirena ni tampoco va a cometer semejante aberración con las pequeñas Beckitas (Becky se horroriza con esos cortes de pelo estilo garçon), ni tampoco se va a amarrar el pelo con elásticos o pinches. Lo suyo seguirá siendo el estilo largo, suelto y ondulado (ondulais, como le dicen ahora los jóvenes) y el de sus hijas muy largo y liso (lo más pelolais). Y si tomamos en cuenta que en inglés piojo se dice lais, podremos decir con propiedad que Becky y sus hijas este verano serán las más lais de la playa, y también las féminas con los pelos más rigurosamente lavados.
1 comentario:
Hola! Tienes un muy buen blog, felicidades. Un abrazo desde Mexico.
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