10 enero 2008

Estrictamente Personal

Pensé en cerrar este blog. Los comentarios de mala leche y las intromisiones anónimas no me cayeron en gracia. Pero como no soy de las que se dan por vencida (eso lo saben quienes me conocen) sigo escribiendo en esta "Feria de vanidades".

Por estos días he tenido botada mi lectura de Howards End, aunque espero terminar las 40 páginas que me quedan este fin de semana. Además ya embalé todos mis libros y revistas, y Forster es la única lectura que conservo en mi velador. También embalé mi ropa de invierno, mis decenas de carteras y las cosas del escritorio. Qué simple sería la vida si uno tuviera sólo la ropa justa y necesaria para cada temporada.

Pero como no soy simple, acumulo y acumulo. Bluyines de todas las tallas (por si engordo, por si me embarazo, por si adelgazo, por si me encojo), zapatos para todo tipo de ocasiones, vestidos, camisas de dormir sexys, pijamas de franela que sólo he usado en una que otra estadía en el sur, en fin, tanta ropa que debería ser demandada por inmoral. Para la tranquilidad de mi conciencia, cada 2 o 3 meses regalo lo que no uso, aunque creo que debería regalar más.

También he estado ocupada entre doctores y dentistas. A mi hija menor la acaban de operar de la vista, una intervención bastante complicada, pero que afortunadamente salió bien. Entré con ella al pabellón y tuve que hacerme la fuerte para no llorar. Pero mientras esperaba afuera no pude esconder las lágrimas. Lloré por ella, porque temía que algo le pasara, y también lloré por mí, por todas las operaciones que tuve cuando niña, por esa fobia que todavía conservo a los quirófanos y por haberle heredado a mi hija más chica un futuro con más intervenciones, doctores y tristezas.

Por suerte también le heredé mi fortaleza y optimismo, y hoy, a sólo un día de operada ya se ríe de nuevo, salta, juega y hasta dice que ve mejor. Yo también estoy contenta de nuevo: se viene mi nueva casa, ya he guardado casi todos los cachureos y mi niñita salió victoriosa de su operación. Con estas alegrías, ¿quién podría amargarse por un par de comentarios mal intencionados?

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué bueno que sigas disfrutando de este blog (y tus lectores contigo) con la misma alegria con la que disfrutas de tu vida.

¡Saludos!

Alceste Beüring dijo...

Tengo un tiempo leyendo tu blog pero sin comentar. Me alegras que sigas escribiendo, al leer el principio del post me asusté jeje.

Saludos

Me alegro por tu hija...

Becky dijo...

Stephen y Víctor: Gracias.

Trulimolen dijo...

Demasiado mala onda! se pasaron, yo que te conozco, sé que no eres malintencionada y, en cambio, sí humilde. Qué bueno que sigues con el blog, y mejor todavía que hayas ganado, aunque no te vayas :(
Te quiero!
V.

Becky dijo...

Gracias Trulimolen, eres un tesoro.