08 diciembre 2008

Los mil y un ajetreos de Becky (parte II)

El fin de año ha estado muy ajetreado. Comidas de curso, paseos familiares, encuentros con amigos y miles de compromisos varios me están dejando extenuada. Literalmente extenuada. Sigo con mi dolor de talones post Disney (parece que me exigí demasiado), pero además me he sentido más debilucha que de costumbre por lo que me indicaron un alto de exámenes de sangre. Y el resultado fue anemia. O sea, quienes pensaban que mi look pálido y enfermizo era mera pose intelectual estaban equivocados. Tengo anemia, mucha anemia, y por eso ando cansada, pálida, débil y como dice mi amado "lindamente enferma". Pero a pesar de mi debilidad me he dado ánimo y no he dejado de cumplir con mis innumerables compromisos.

Realicé el mini taller de noviembre (aunque no en mi casa, lo que no sé si me quita autoridad) y fue muy provechoso, porque todos los participantes llegaron con muy buenas obras inéditas. Después partimos donde nuestra amiga Celestina a celebrar con pisco sours catedrales y comida picantita y nos reímos de lo lindo en esta especie de cofradía literaria que espero no se disuelva nunca.

Y también participé de una linda obra social con un grupo de papás y niños del colegio de mi hijo, donde durante una mañana completa nos dedicamos a mejorar las dependencias de un hogar de menores en riesgo social, cada uno aportando con lo que pudiera, y donde planté pasto y ordené el sector de la piscina para que quedara precioso, mientras otros arreglaban las cercas de los animales, preparaban hot dogs, compartían con los niños, barrían y limpiaban este lindo lugar, al que por años ayudábamos con mercadería, pero que no conocíamos en persona.

Además fui a todos los paseos de curso y acarreé niñitas propias y ajenas como loca, preparé ensaladas y conversé con todo el mundo, amigas y no tanto, para ser una madre sociable. Llevé a eventos deportivos y cumpleaños, fui a premiaciones y convivencias, invité a mi casa a todos los amigos que mis hijos quisieron convidar y me preocupé de prepararles un rico almuerzo y té para cada ocasión.

Y también invité a mis amigos a la casa. Como este viernes que convidé a mis cinco queridos amigos a un asado prenavideño, con pebre y muchas ensaladas, choripán y lomo, y donde pasamos una noche muy entretenida al calor de las brasas (es una metáfora, porque la parrilla es eléctrica) y bajo las estrellas, y donde casualmente nos tocó celebrar el nuevo triunfo literario de uno de ellos, del pequeño Random, que de seguro va a dar que hablar.

Y el sábado, agotada después de haber trasnochado el jueves y el viernes, pasaron a la casa unos queridos amigos de toda la vida que venían llegando de Buenos Aires con mis esperados encargos de libros. Y entre sushi, vinito y vodka, conversaciones divinas y terrenales, no nos dimos cuenta que ya eran más de las tres de la mañana cuando se fueron rumbo a La Dehesa. Y aunque mis talones apenas podían avanzar hasta el segundo piso, me encantó haberlos recibido en mi casa esa noche. Así como me gustó recibir durante todo este año a mis amigos, a mis colegas y a todos los amigos de mis hijos. 

Ahora espero poder leer pronto los libros que trajo mi amiga V. y que sólo pude encontrar en una librería de viejos en Buenos Aires. Y poder terminar el tema que me tiene tan entusiasmada por estos días, y empezar a comprar los regalos de Pascua para mi familia. Por lo menos ya armamos el arbolito y decoramos la casa hasta dejarla convertida en un bazar. 

Sólo espero que mis talones resistan durante diciembre y que mi anemia no me deje tirada en medio de la calle. Y que mi amado no se canse de hacerme masajes todas las noches ni se aburra de verme tan pálida y debilucha. Nos vemos en unos días más. Ánimo, y espero no haberlos agotado.





3 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Becky: Como siempre nos da muestra de ser una ama de casa, madre y esposa sacrificada y, sobre todo, dedicada. Sin dudas, se lució el día viernes. El asado eléctrico de maravillas, las ensaladas fresquísimas, su pan recién horneado de untarlo con mantequilla y el pebre, como de asado talquino.

Qué bueno tener amigos como ustedes y poder celebrar. Porque en medio de tanto mal augurio y crisis por venir, nada mejor que abrir la cava, beber un buen vino y sentarse a conversar relajadamente entre amigos.

Saludos para todos,
C.

Anónimo dijo...

La anemia es una enfermedad casi tan romántica o literaria como la tuberculosis, lo que es lógico porque la una va asociada a la otra. También tiene algo de vampírico. Esperemos que pronto vuelva su sangre a los niveles normales de hemoglobina querida becky.

STEPHEN DEDALUS dijo...

Querida Becky, tal como el distinguido C, yo también pasé un muy buen momento en su morada francesa. Su mayordomo, cocinero, poeta, masajista, secretario, cuentista, experto choripanero y amante eterno también resultó ser un insuperable anfitrión y mis gracias se extienden a él. Y las beckytas encantadoras como siempre. Además, asistimos al memorable nacimiento de un estrella literaria que, tal como se dijo, dará que hablar.