15 noviembre 2007

Es más fácil pillar a un mentiroso...

Hace unos años el actual senador Fernando Flores aseguró en una bochornosa entrevista concedida a la revista Paula que leía aproximadamente trescientos libros al mes, es decir unos diez libros al día. Considerando que cada libro suele tener por lo menos unas 100 páginas, se deducía de la frase que el empresario Flores leía más de mil páginas al día o trescientas mil al mes, lo que cualquier persona habituada a leer sabe que es una cifra altísima y por lo demás, inverosímil.

Porque dejemos las cosas en claro, leer es repasar con la vista letras escritas en un impreso, no hojear ni tampoco leer cruzado. En un período de escasez económica debí vender cursos de lectura veloz, y aunque no logré vender ninguno, sí descubrí que de lectura, el curso no tenía nada. Era sólo una técnica sofisticada para hojear y rescatar algunos datos del texto. Datos que el "lector veloz" luego utilizaba para pasar a la categoría de verdadero lector.

Pero el "lector veloz" no es el único falso lector. También está el solapero, ése que lee las reseñas de los libros, las críticas que aparecen en los diarios o simplemente las solapas de cada volumen, y habla del libro sin problema, aunque apenas haya leído la tapa y la contratapa. En esta triste categoría hay de todo: personas que leen poco, personas que no leen y también lectores a los que les gusta hablar de todo, pero que no tienen el tiempo o el interés por leerlo todo.

A esta última especie pertenece un querido amigo escritor, que tiene en su casa una de las bibliotecas más completas de Santiago, pero al que cada vez que uno le pregunta por un libro de sus estantes contesta: "Lo empecé, pero no me gustó". Lo raro es que eso le pasó con Thackeray, Dickens, Vargas Llosa, Fuentes, Maugham, James y Flaubert. ¿No será sospechoso?

Hojeadores, "lectores veloces" y solaperos -mentirosos todos-, un nuevo libro salió en ayuda de ustedes: "How to Talk About Books You Haven't Read", de Pierre Bayard, donde podrán aprender a hablar de libros sin haberlos leído y así pasar por lectores, aunque sólo hayan leído la revista Vanidades o "La Inteligencia Emocional".

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