El otro día me encontré con un conocido escritor de bestsellers a la salida de la Feria del Libro de Santiago. Venía cargado de bolsas con libros mientras yo sólo llevaba mi cartera en la mano. "¿Cómo, no compraste nada?", me preguntó sorprendido. "¿Y qué iba a comprar?", le contesté con decepción, "si no hay nada que no esté en las librerías al mismo precio". "Es que la feria no es para ti", me respondió", "tú eres un lector sofisticado". Y yo sonreí, aunque por dentro pensé "si la feria, no es para los lectores, ¿entonces para quién es?"
Y no estoy hablando por hablar, porque ciertamente me di el tiempo de recorrer toda la feria (previo pago de los $1000) y sin tregua, paseé stand por stand en busca de alguna novedad, algún saldo, algo que valiera la pena. Pero nada. Todo lo que había, era lo mismo que uno puede encontrar en las grandes librerías al mismo precio (además sin pagar entrada).
Tampoco encontré ediciones antiguas o descontinuadas ni saldos o promociones. Sí encontré gente paseando y comprando bestsellers y libros de autoayuda, varias presentaciones de libros, uno que otro escritor firmando ejemplares y hartas conferencias literarias (algunas bastante interesantes), pero con escasa asistencia de público. Entonces, surge de nuevo la pregunta: ¿para quién es la feria? Si es para el comprador que aprovecha la feria para hacerse de nuevos títulos, pero no tiene mucho interés en la literatura, entonces las conferencias y mesas redondas están demás.
Y si, por el contraro, está dirigida a los lectores, entonces las conferencias y mesas redondas debieran ir acompañadas de novedades literarias, de libros recientes, de ediciones nuevas y de mejores precios. Yo, por mi parte sólo encontré un ejemplar tapa dura de "Otra vuelta de tuerca" a tres mil pesos. Como para darle otra vuelta de ídem a la organización de la feria para el próximo año.
Y no estoy hablando por hablar, porque ciertamente me di el tiempo de recorrer toda la feria (previo pago de los $1000) y sin tregua, paseé stand por stand en busca de alguna novedad, algún saldo, algo que valiera la pena. Pero nada. Todo lo que había, era lo mismo que uno puede encontrar en las grandes librerías al mismo precio (además sin pagar entrada).
Tampoco encontré ediciones antiguas o descontinuadas ni saldos o promociones. Sí encontré gente paseando y comprando bestsellers y libros de autoayuda, varias presentaciones de libros, uno que otro escritor firmando ejemplares y hartas conferencias literarias (algunas bastante interesantes), pero con escasa asistencia de público. Entonces, surge de nuevo la pregunta: ¿para quién es la feria? Si es para el comprador que aprovecha la feria para hacerse de nuevos títulos, pero no tiene mucho interés en la literatura, entonces las conferencias y mesas redondas están demás.
Y si, por el contraro, está dirigida a los lectores, entonces las conferencias y mesas redondas debieran ir acompañadas de novedades literarias, de libros recientes, de ediciones nuevas y de mejores precios. Yo, por mi parte sólo encontré un ejemplar tapa dura de "Otra vuelta de tuerca" a tres mil pesos. Como para darle otra vuelta de ídem a la organización de la feria para el próximo año.
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