31 mayo 2010

30 de mayo

No podrían haber estado mejor celebrados mis 36 años de vida. Mi HOMBRE, así con mayúsculas - porque es realmente un hombrazo-, sin decirme nada organizó un cumpleaños con un grupo íntimo de amigos y la verdad es que estuvo inolvidable. No voy a contar mucho -para mantenerlo entre nosotros- pero sólo quiero decir que el baile estuvo excelente y los esquemas no tenían nada que envidiar a los que vemos los lunes en la noche en Fiebre por el Baile. Mis piernas literalmente volaron por los aires (el domingo, eso sí, amanecí con un medio moretón) y mis amigas y amigos no destiñieron cantando a todo pulmón y bailando hasta el cansancio.

Punto aparte fueron los regalos. Tan bien que me conocen todos. Un lindo pañuelo invernal, muchos tés de mis sabores favoritos (en especial el de Cranberries), té para la tina, una maravillosa moleskine "para no perder las fotocopias importantes" acompañada de una bella tarjeta que ilustra mis piernas, una linda cartera, y de Painted Veil en su idioma original. Maravillosos todos. Y el domingo celebración familiar. Más regalos y regaloneos. Y siempre mi hombre al lado (salvo en uno que otro baile), preocupado de que estuviera feliz.

La verdad que ni las primeras canas que me aparecieron lograron turbarme la mirada, porque todo estuvo espléndido. Y mis compañeros de baile no podrían haber sido mejores. Los quiero mucho.

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