El lunes en la tarde Becky se empezó a sentir mal. Escalofríos, dolores musculares y un ganglio inflamado en su cuello le hicieron pensar lo peor. Como durante el verano se había gastado sus últimos ahorros en el casino, decidió llamar a uno de sus amantes más generosos para pedir ayuda financiera, y éste -sin dudarlo un minuto- la llevó en su auto a la mejor clínica de la ciudad.
Un equipo de doctores la revisó por completo y dictaminó que Becky tenía una infección causada por un cálculo en la glándula salival, y antes de alcanzar a entender el diagnóstico ya estaba internada en la UCI, conectada a una botella de antibiótico y con los brazos todos pinchados por la enorme cantidad de exámenes que le fueron a tomar.
A su pieza llegaron varios doctores -ninguno muy guapo, para su desgracia- y enfermeras sospechosamente atentas: todos preocupados por su salud. Al día siguiente la cambiaron a una pieza "intermedia", con teléfono y TV cable, y aprovechó de llamar a sus amigas para que la vinieran a visitar. Estaba enferma y decaída, el pelo sucio y la cara sin colores, pero esta vida de hotel -con desayuno, almuerzo, té y comida- la tenía fascinada y no quería desperdiciar la oportunidad de que la vieran en tan exclusivo lugar.
Su salud de a poco fue mejorando y la fiebre terminó por bajar. Pero deberá estar hasta el jueves o viernes en la clínica, para terminar el tratamiento de antibióticos, y luego deberá volver en dos semanas más a sacarse el cálculo y una glándula de la boca, nuevamente auspiciada por su generoso (y apuesto) mantenedor.
1 comentario:
Querida Becky:
Gracias a dios y a la virgensita santa te salvaste...me alegro de que tus amantes del barrio alto puedan costear estos imprevistos de salud, lo que es yo, apenas podría haberte acompañado al hospital y con suerte el AUGE nos hubiera servido. Espero que lo tuyo no sea contagioso, porque de ser así seremos muchos los preocupados. ¿Es verdad que en esos lugares los doctores, no médicos, andan todos bronceados atendiendo a sus pacientes antes de irse a sus mansiones en sus autos deportivos de lujo? Becky, que susto, casi te vas al cielo. Avísanos cuando vuelvas a tu casa, a lo mejor a la hora de colación te puedo pasar a ver un chiquitito. Ah..porque no me traes el jabón y las pantuflas...¿ o te están grabando?
Un beso,
Amante Bandido
Publicar un comentario