Querida Becky:
Mi fracaso ha sido absoluto. Después de mi última carta, pude, mientras mi aliento me lo permitía, alcanzar al despreciable ser que pensé le ocasionaba su extraña afección. A orillas de un extraño pasadizo, con acantilados que terminaban en la arena, me encontré frente su malicienta figura. Pensé en ahogar mi furia con una certera estaca que pusiera fin a su dolor Becky, mas el innombrable, como leyendo mi mente acertó un golpe fatal a mis intenciones. Con elegantes vocablos, en una extraña lengua, me cedía su lugar en su mesa, en sus ojos, vi reflejada su imagen Becky, y resignándome ante la dolorosa elocuencia de la verdad, porque pude ver los suyos – los ojos - como si estuviera usted presente, supe que el causante de sus dolores soy yo; que la estaca en mi mano no pondría término a sus penurias, sólo a mis miedos.
Lejos de aquel lugar, le escribo por vez última. Su esfinge de albúmina casi ha desaparecido de mi antiguo reloj. Fui yo, quien lleno su corazón de cansancio y este bombeó, mi mal a todo su cuerpo. Espero sepa perdonarme,
Suyo por última vez,
Jonathan.
1 comentario:
El amor es trágico. Soy blanco como un fantasma. Tengo fuerza sobrehumana. Un peinado meticulasamente desordenado. Tengo un VolvoC30. No puedo tocar a mi amada por miedo a comermela, literal y metafóricamente. Jonathan, mi apoyo y simpatía.
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