Después de una semana fría e infame, por fin el domingo salió el sol. Y para aprovecharlo al máximo fui con mi familia al valle de Casablanca (camino a Viña) a comer unas buenas carnes a las brasas con ensalada a la chilena, acompañadas de unas ricas sopaipillas, mucho pan amasado y pebre del mejor. De postre probé un poco de Dulce Patria, que es un postre exquisito y que he podido encontrar en muy pocas partes (lo tienen en Le Flaubert y en el Emporio Nacional, por lo menos) y también comí una buena porción de mote con huesillos, que estaba muy fresco y reponedor.
Y de ahí, arrendamos caballos y partimos acompañados por don Ramón a recorrer los cerros del sector. El día estaba tan lindo que no daban ganas de bajar y arriba, desde la punta del cerro, el valle de Casablanca se veía verde, grande y maravilloso a nuestros pies. Un panorama espléndido, sugerido por mi amiga Rocío, y que no puedo dejar de recomendar. El lugar lugar se llama Puro Caballo, y está en el pueblo de Lagunillas, en el valle de Casablanca. El restaurant, buenísimo, y los paseos -que se pagan por separado- son a caballo por los cerros del sector. Muy recomendable para estos días casi primaverales. Y para dejar atrás momentos desagradables y días fríos y aburridos.
1 comentario:
que estupenda idea ahora que se acerca el 18
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