29 junio 2012

décimo día de invierno


Sigo muy resfriada y a punta de tynelol. Pero apenas me quedan cuatro cápsulas, que no me van a durar mas que un par de días más. Me acuerdo de mi último día en NY. Faltaban unas horas para irnos al aeropuerto, así que aproveché de pasar por la farmacia a comprar todas esas cosas gringas que no venden acá: tylenol, pasta de dientes rembrandt, las pinzas buenas. Y justo me llega un mensaje de mi marido: que no compre nada, que aproveche de pasear por Central Park. Y me convenció de inmediato,  y no compré nada, salvo un frasco de tylenol que me acompañó en mi última caminata por el famoso parque de la ciudad.

Y ahora estoy tan arrepentida. Porque para una (que es fallada y no puede tomar casi nada cuando está enferma), el tylenol es la mejor solución. No interfiere con el anticoagulante que tomo, ni tiene ningún elemento descongestionante (contraindicado para enfermos del corazón), pero a la vez te mejora, te hace sentir bien. Y sólo me quedan cuatro cápsulas. Y un resfrío que puede durar perfectamente cuatro días más.

La Beckita menor también está resfriada. Y juntas, desde la cama, miramos por la ventana el tulipero sin hojas. Y comemos mandarinas. Prendemos y apagamos el matinal del 13. Nos sonamos hasta dejarnos la nariz roja. Nos acompañamos en nuestro resfrío. Y terminamos el frasco de tylenol que traje de NY.

1 comentario:

Minieditor dijo...

Becky querida:

Admiro su capacidad de disimular y hacernos sentir nuevamente como en casa, mientras que por dentro lo único que usted quería era meterse a la cama.

Debo decir que cada me sorprende más: sus camarones tandoori y el murgh estaban de chuparse los dedos. Para la próxima convidamos a la señora Morel, me encantaría conocerla.

Cariños,
Minieditor.