22 junio 2012

tercer día de invierno

Hoy tuve que hablar de Marta Brunet en una charla para alumnas de cuarto medio y creo que estuvo bastante bien. Me pagaron con una bufanda de seda bien bonita. Al almuerzo me junté con mi amigo R. en el Huerto y me contó que en su colegio se pagaban estas charlas con plata. 70 lucas por charla, aunque si el conferencista era famoso podían llegar a pagarle 200. Mi charla fue bien simple, muy tranquila y conversada y no podría haber cobrado por ella. La bufanda se me ve preciosa y me combina con mi cartera de new york.
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En la casa del lado hay un cumpleaños infantil. Me imagino que la festejada debe andar por los 12 o 13. Cantan y bailan, y gritan a todo pulmón. Desde mi pieza sólo escucho gritos, me es imposible leer. Debe ser una venganza por el cumpleaños que celebré el viernes pasado en la tarde. El cumpleaños de mi hija también estuvo a todo pulmón.
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Antes de llegar al Huerto pasé a comprar Fresita para la previa de la marcha por la igualdad. No sé cuántos llegarán a la casa de P. y R., pero espero que sean muchos, para que juntos caminemos por Santa María, por el puente redondo, por la Alameda hasta el final. No se me puede olvidar mi bandera multicolor -que alguien me regaló en la marcha del año pasado- y el pañuelo con los colores del arcoiris que me trajo V. de su viaje a Ecuador.
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Después de almuerzo, me regalé un libro. Un clásico que nunca leí. Y pasé a dejar a R. a su edificio francés. En el camino me cuenta que alguien de la administración decidió colgar lámparas artesanales en todos los pisos del edificio. Me acordé de los problemas que había en mi antiguo edificio y de las discusiones sobre el buen y mal gusto de este vecino y de aquel. Si viviera en el edificio de R. de seguro estaría en pie de guerra contra esas lámparas nuevas, así que entiendo su malestar. Yo tengo una vecina que me ilumina desde su casa con una lámpara halógena, y que me hace sentir, sentada en el baño, como si estuviera en un interrogatorio de la ex-CNI. Yo, en cambio, ilumino mi calle -desde el tercer piso- con una lámpara que es preciosa, aunque de seguro para la diseñadora de las lámparas artesanales y para mi vecina, debe de ser un horror.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No la vi en la marcha con su bandera multicolor. Pero la vi amena y festiva como siempre. Gracias por acompañarnos.
R.

Becky dijo...

¿Sabe? La bandera se me rompió después de la marcha del año pasado. Pero el próximo año me compro una nueva. Para ir con bandera y entusiasmo de nuevo. Y acompañarlo en esta causa que es de todos.