13 julio 2012

vigésimo segundo, vigésimo tercer y vigésimo cuarto día de invierno


Llevo varios días desconectada porque apenas llegué a la playa murió mi celular. Y de un plumazo me quedé sin llamadas, sin contactos, sin twitter, instagram e Internet.  Al principio me sentí rara, sin saber de mis amigas, sin tener el adorado whatsapp, sin poder llamar a nadie o que me llamaran. Pero después me sentí libre como hace tiempo no me sentía y la verdad es que pasado unos días muy entretenidos con mis hijas y sus amigas.

Han sido días de paseos, caminatas por la playa, subidas al cerro y conversaciones sobre las rocas. El mundo de las niñitas es un mundo entretenido y que me trae recuerdos de mi propia infancia. Me cuentan de sus compañeras, de sus amigas, de las que no les caen bien, de las profesoras y nos hemos matado de la risa. También he aprovechado de leer y de adelantar algo de mi tesis. El libro que me regaló mi amiga me lo terminé en un par de días, aunque por desgracia, no me gustó. Hace tiempo que no me pasaba eso –de no gustarme un libro- porque los elijo bien antes de comprarlos, entonces es raro que me encuentre con algo que no sea de mi gusto. Y con éste me pasó, pese a que antes había leído cosas de Siri Hustvedt que me habían gustado.

Sin duda no es el mejor libro de ella y está todo escrito en un tono medio evocador medio ensoñador que me molestó. Es literatura de mujeres, pero mala literatura de mujeres, con llamados continuos al lector que terminan por agotar y una trama tan predecible como tonta. Ojalá no me esté poniendo grave o muy quisquillosa, pero ciertamente el libro me pareció muy superfluo –a pesar de los constantes alardes literarios, filosóficos y sicológicos- que me hicieron pensar en una autografía de la misma autora y en los libros de Marcela Serrano, y también en esa cosa tan tonta como soberbia en la que caen algunos escritores de querer meterlo todo en un libro, siendo en este caso el resultado muy malo.

Ahora sigo con uno de Lorrie Moore que está muy bueno. Y con mis caminatas a la isla seca, donde está la vista que más me gusta de este lugar. Y con las películas en la noche y con los pasteles de la Ligua, que cada día encuentro más secos, y con mi celular malo quizás por cuantos días más.

Nos vemos otro día (cuando pase por el cybercafé)


2 comentarios:

Minieditor dijo...

Concuerdo con usted: nada peor que la mala literatura de mujeres y lo seco de los pasteles de La Ligua. Los empolvados hay que comérselos con un litro de agua. Disfrute sus vacaciones.

Anónimo dijo...

Zapallar es lo mejor para desconectarse y los dulces de la ligua los elvas son los mejores