Aunque me costó, finalmente terminé de leer Suite Francesa. A ratos el libro se me hizo largo y reiterativo, pero en general me gustó la pluma de Irene Némorovsky, y me hubiera encantado leer las dos o tres partes que dejó inconclusa la escritora y que al parecer desarrollaban más el conflicto amoroso de la novela. Y mientras esperaba que me tomaran unos exámenes en la clínica, me puse a leer la última parte del libro: los apuntes que ella tomó mientras escribía la novela, y me detengo en un párrafo donde la Némirovsky habla de Guerra y Paz y sobre la importancia de que las escenas históricas aparezcan desde la mirada de los personajes.
En ese momento me acordé de mi antiguo profesor de narrativa -y de uno de sus alumnos, que contra viento y marea escribía una novela histórica chilena- y tomé mi teléfono y lo llamé desde la sala de espera de otorrinolaringología. Cuando me contesta le cuento de Suite Francesa, de Irene y de los consejos que podría darle a su alumno para construir su novela histórica, y él me cuenta que precisamente está leyendo Guerra y Paz y me habla de Andrei y la princesa María, de Natasha y Nikolai. En nuestra conversación aprovecho de contarle de mis desventuras, de mi estadía en la clínica, del robo de mi perro, de los malos ratos que he pasado desde que dejé el taller, y él me da ánimo y me hace reír. Cuando colgamos, miro por la ventana unos árboles preciosos a lo lejos y pienso en lo fluctuante que fue nuestra relación alumno-profesor, en las muchas veces en que nos llenamos de discusiones, ironías y pequeñas odiosidades, y en las otras ocasiones de relajo, buen entendimiento y comprensión. De guerra y de paz.
Y si he de elegir entre la guerra y la paz, me quedo con la paz. Hacer la guerra es muy fácil, en especial si uno tiene la lengua afilada, pero es mejor alcanzar la paz o al menos tratar de buscarla. Uno podría pasarse la vida enojándose por las estupideces que cometen las personas (como una señora que me acusaba en un blog de ser adúltera porque, por equivocación, le llegaron los mensajes de texto que yo le mandé a una amiga mientras estaba en la UCI) o porque te dijeron tonta, mimada o poco agraciada. Pero la vida es muy corta como para estar perdiendo el tiempo en tonterías, y por el momento prefiero el silencio que responder los ataques, prefiero callarme para no herir o causar más problemas, prefiero leer sobre la guerra, pero vivir en paz.
Que tengan un lindo fin de semana (y hagan el amor, no la guerra).
Que tengan un lindo fin de semana (y hagan el amor, no la guerra).
1 comentario:
Que lindo post becky. Feliz fin de semana también
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